miércoles, enero 04, 2006

prohibido hacer el bien

Creo que fue Adam Smith quien descubrió que el afan de lucro, es decir la codicia, era una mano invisible que traía progreso. La codicia a fuerza de esclavizar pueblos enteros y terminar con sus culturas y lenguas, nos dejó carreteras, gasoductos, oleoductos, ferrocarriles, un idioma universal, fábricas, medicamentos como la penicilina y todo tipo de artefactos. Siguiendo este razonamiento debiéramos promover la envidia, la hipocrecía, la codicia, la xenofobia, la venganza e incluso buscar un día de festejo y un santo patrono para cada una de estas atroces, pero casi espontáneas formas, que el humano manifiesta con sus hermanos.

Estoy seguro que cuando demos vía libre a todos aquello que nos hace únicos en el reino animal, la humanidad llegará muy lejos.

En realidad hay una eficacia secreta en esta propuesta macabra, y es que la gente se fatigue de estos mandatos y termine practicando, a escondidas y en forma compulsiva, el amor a los demás y a la verdad.

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