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jueves, diciembre 22, 2005

Wittgenstein - primera parte


Las cosas y las palabras de las cosas deben tener la misma regla de formación, es decir que un pajaro y la percepción del pájaro, el pájaro concepto, botánico,debe ser una idea platónica de aquel pájaro que está suspendido en el aire, en este instante a las nueve y 26 minutos y que mi amigo y yo, mientras vamos en el tren contemplamos por la ventana. Puedo incluso dibujarlo, atraparlo suspendido en el aire y en todos los casos habré fracasado en mi intento de que eso que yo dibujo o pienso sea ese pájaro. Puedo atraparlo y luego embalsamarlo, pero tampoco ese pájaro embalsamado será el pájaro que ví a las 9:26.

Pero sigo viendo al pájaro, que se ha perdido detrás de unas casas. Era un pájaro negro y puedo imaginarlo, seguir su ruta en mis fantasías, aunque sé que ese pájaro representado no es el pájaro de las 9:26. Estoy seguro que el pájaro percibido correspondía a un pajaro de verdad, aunque creo que esa percepción ya estaba atrasado del pájaro real, tal vez unas décimas de segundo, seguro que lo habrán medido los sicólogo, de cuanta es la diferencia entre un pájaro real y la percepción de ese pájaro.

¿Habrán sido estas las preocupaciones de Ludwig Wittgenstein,? un joven alemán, judío, hijo de un acaudalado empresario, homosexual y que escribió el Tractatus y luego el humilde Investigaciones Lógicas.
Antonio V. lo mencionó en una conversación al referirse a la novela Respiración Artificial de Ricardo Piglia. Antonio decía que la referencia a Wittgenstein en esa novela, era solo una pirotecnia de Piglia, que en realidad poco lo entendía y solo había un uso vanidoso de su nombre.