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lunes, julio 08, 2024

El último Cowboy, cuento que les va a gustar, pasen y lean

Hay dos versiones de mi cuento Nadie, mi primer cuento que fue publicado por el diario Mendoza en 1981. Me gusta más la primera versión, ahora en mi estado gombro. Ustedes vean cual les gusta más.

Nadie versión corregida a la que le cambié el título por El último western
La ruta era pura desolación, a sus orillas se extendía una escasa vegetación de hambrientos y desnutridos arbustos. Arañas y lagartijas cruzaban el asfalto y algunas aplastadas por las cubiertas crujían como último grito de muerte. En el fondo elevadas montañas delimitaban aquel paisaje árido.
Iba camino a su casa en un pequeño pueblo el que sobrevivía gracias a su agricultura alimentada por un río cercano y la mano del hombre construyendo represas, diques y zanjas.
La radio encendida y el fuerte sol de frente evitaban que se durmiera en ese aburrido paisaje. Había pasado una semana alejado de su hogar, visitando almacenes en pequeñas poblaciones. Viviendo en pensiones y comiendo en malolientes fondas. A pesar de todo, su trabajo de viajante le gustaba. Había elegido vivir lejos de las grandes ciudades recorriendo pequeños pueblos cada vez más pequeños y decadentes pero que conservaban el encanto de viejas gasolineras y bares congelados en el tiempo.
-Cuando me case – se prometío hace muchos años -me iré e vivir a un pueblo pequeño donde al despertarme pueda contemplar montañas multicolores y respirar aire helado.
Dobló a la derecha, era el último tramo, dos kilómetros de tierra. Una densa nube gris se levantaba en las espaldas del pequeño Fiat. Comenzó a toser y a levantar los vidrios. Aquello no lo disgustó, tal vez por el recuerdo de su querida esposa y sus dos hijos que pronto vería.
Al llegar lo impresionó la soledad de aquel poblado, ningún auto circulaba y sus pequeñas veredas estaban vacías.
-Seguro que están todos viendo televisión –pensó riéndose.
Siguió camino hasta su casa, ubicada en un barrio construido recientemente, antes alquilaba un incómodo departamento en la ciudad. Observaba aquellos caños de aluminio en forma de cruz que surgía de todas las casas como pequeñas capillas.
-Este juego de ropa interior le va a encantar a Bettina- se decía mientras bajaba de su auto una pequeña caja y su maletín.
Abrió la puerta pero no encontró a nadie en el living, el televisor se escuchaba desde el dormitorio, caminó sigilosamente con aquel regalo en su espalda. En el dormitorio tampoco estaba ella. Recorrió toda la casa pero no encontró a nadie.
El enorme perro negro garrapateaba la puerta y ladraba. Al abrirle la puerta, se lanzó ansioso sobre él.
-Está bien Diablo, está bien, aIgo habrá para que comas- le decía mientras buscaba su alimento.
-Ya deben estar por llegar, seguro que fue a buscar los chicos al colegio- aquel pensamiento lo tranqui1izó un poco.
Un baño lo renovó, estaba muy cansado. fue a su dormitorio. Dejó aquella pequeña sorpresa en la mesa de luz y encendió un cigarrillo. Ere una pel1cula romántica, pero, qu6 arecida a su Bettina, la protagonista. Se lo contaría cuando la viera. Las imágenes del televisor le fueron desdibujando en sus pupilas.
Cuando despertó estaba anocheciendo pero su familia no habla llegado. ..
-Mis vecinos deben saber algo- pensó y se dirigió a su casa. Tocó timbre pero nadie salió, la puerta estaba abierta, entró. Le pareció sentir la voz de su vecino en la cocina.
-Señor Jorge Macedo cuál considera que son las medidas económicas necesarias para solucionar la grave crisis.- preguntó el periodista en la pantalla a su vecino que parecía que lo estaban entrevistando.
Le impresionó ver al vecino en la televisión y la postura tal vez muy académica. Ingresó en otras casas vecinales, pero todas estaban vacías.
Todas sus llamadas telefónicas fueron inútiles.
Comenzó a sentir los latidos de su corazón. Sus manos temblaban. Tomó un auto y salió de aquel pueblo fantasma. Nadie circulaba en las rutas y caminos. Se fue a la ciudad, distante a unos veinte kilómetros. Allí tampoco había nada. Preso de un fuerte temor escapó a sus soñadas montañas, lejos de aquel silencio sepulcral.
Esa noche durmió en su auto. Hacia mucho frío, amanecía, encendió el motor para hacer funcionar la calefacción, y se sirvió café que quedaba en el termo.
Recostado en su asiento recordó a los Testigos de Jehová anunciando el fin del mundo. Recordó también viejas novelas de ciencia-ficción donde flotillas de platos voladores destruían la humanidad. La angustia y el aburrimiento le pesaban mucho, encendió el televisor portátil que llevaba en el baúl.
Hacía dos días que cabalgaba por aquellas agrestes e inmensas montañas. Era el Cowboy más temido de Texas. En las laderas se extendían inmensos árboles, en el valle un lago azul lo esperaba para calmar su sed.
Nadie versión original

Nadie

La ruta era pura desolación, a sus orillas se extendía una escasa vegetación de hambrientos y desnutridos arbustos, arañas y lagartijas cruzaban el asfalto, algunas aplastadas por las cubiertas crujian como último grito de muerte, en el lfndo elevadas montañas delimitaban aquel paisaje árido.

Iba camino a su casa en un pequeño pueblo el que sobrevivía por su agricultura alimentada por un río cercano y la mano del hombre construyendo represas, diques y zanjas. 

La radio encendida y el fuerte sol de frente evitaban que se durmiera en ese aburrido paisaje. Había pasado una semana alejado de su hogar, visitó pequeñas poblaciones y almacenes. Vivió en pensiones y comió en malolientes fondas, A pesar de todo todo, el trabajo de viajante le gustaba.

 

  Habla elegido vivir lejos de la ciudad. Cuando me case-decía hace muchos años- me iré a vivir a un pequeño pueblo donde al despertarme pueda contemplar hermosas montañas y respirar aire puro. 

 

  Dobló a la derecha, era el último tramo, dos kilómetros de tierra. Una densa nube gris se levantaba en las espaldas del pequeño auto, comenzó a toser y a levantar los vidrios. Aquello no lo disgustó, tal vez por el recuerdo de su querida esposa y sus dos hijos que pronto vería. 

  Al llegar lo impresionó la soledad de aquel poblado, ningún auto circulaba y sus pequeñas veredas estaban vacías. Seguro que están todos viendo televisión pensaba riéndose 

 

  Siguió camino hasta su casa, ubicada en un barrio construido recientemente, antes alquilaba un incómodo departamento en la ciudad. Observaba aquellos caños de aluminio en forma de cruz que surgia de todas las casas, parecian  pequeñas capillas. -Este juego de ropa interior le va a encantar a Bettina- se decia mientras bajaba de su auto una pequeña caja y su maletin. Abrió la puerta pero no encontró a nadie en el living, sin tió el televisor en su dormitorio, caminó sigilosamente con aquel regalo en su espalda. En el dormitorio tampoco estaba ella. Recorrió toda la casa pero no encontró a nadie. El enorme perro negro garrapateaba la puerta y lanzaba fuertes ladridos. Al abririe la puerta, se lanzó sobre él. 

 

  -Está bien Diablo, está bien, algo habrá para que comás le decía, mientras buscaba su alimento. Ya deben estar por llegar, seguro que fue a buscarlos al colegio. - aquel pensamiento lo tranquilizó un poco. 

 

  Un baño lo renovó, estaba muy cansado, fue a su dormitorio. Dejó aquella pequeña sorpresa en la mesa de luz y en cendió un cigarrillo. Era una pelicula romántica, pero, quê parecida a su Bettina, la protagonista. Se lo contaria cuando la viera. Las imágenes del televisor se fueron desdibujando en sus pupilas. 

  Cuando despertó estaba anocheciendo pero su familia no habla llegado. -Mis vecinos deben saber algo-pensó y casa. Tocó timbre pero nadie salió, se dirigió a su la puerta estaba abierta, entró. Le pareció sentir la voz de su vecino en la cocina. -Señor Jorge M. cuáles considera que son las medidas económicas necesarias para solucionar esta grave crisis económica preguntó el periodista en la pantalla. Le impresionó la respuesta de su vecino, tal vez muy académica para su escasa cultura. 

  Ingresó en otras casas vecinas, pero todas estaban vacias de seres humanos. Todas sus llamadas telefónicas fueron inútiles. 

  Un frio sudor comenzó a deslizarse por todo su cuerpo. Sentia los latidos de su corazón. Sus manos temblaba. Tomó su auto y salió de aquel pueblo fantasma. Nadie circulaba en las rutas y caminos. Se encaminó a la ciudad, distante a unos veinte kilómetros. Alli tampoco había vida humana. Preso de un fuerte temor escapó a sus soñadas montañas, lejos de aquel silencio sepulcral. 

  Esa noche durmió en su auto. Hacia mucho frio, comenzaba a amanecer, encendió el motor para hacer funcionar la calefacción, y se sirvió un poco de café frio que quedaba en el termo.  

  Recostado en su asiento recordó aquellos fanáticos seguidores de Jehová lanzando aullidos apocalipticos. Recordó viejas novelas de ciencia ficción donde flotillas de platos voladores destruían la humanidad. La película de Orson Welles y la bomba de neutrones. La angustia y el aburrimiento le pesaban mucho, encendió el pequeño televisor que guardaba en el baúl. Hacia dos días que cabalgaba por aquellas agrestes e inmensas montañas. Era el Cowboy más temido de Texas. En las laderas se extendían inmensos árboles, en el valle un lago azul lo esperaba para calmar su sed.

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Lunes, 17:57, 8 de julio de 2024

 Ahora escucho a Ceratti y se me ocurrieros dos cuentos;

#cuento La muerte como eternidad sin puertas ni ventanas. Pensé que cuando morimos entramos a una eternidad sin pueertas ni ventanas. Permanecemos hasta siempre conversando con nosotros mismos, sin poder saber si ese estado es doloroso, si estas todo el tiempo consciente con pensamientos que van y vienen, con preocupaciones o indagaciones que van y vienen. Un  estado de eterna divagación, donde el agotamiento produce el colapso del sueño y en el sueño nuestra consciencia sigue con sus divagaciones pero sin saber que está muerto, al despertar recuerda sus sueños y sigue asi recordando lo que ayer recordó, recordando también los sueños, el estado de diurnidad puede durar horas, dias o tal vez años, no sabemos y lo mismo los sueños que son prolongados, tanto que los mundos creados en los sueños adquieren tremendo efecto de realidad.

#cuento 2  Napoleón Bonaparte murio a los dos años de varicela en Córcega y no se cumplió lo que una adivina del pueblo le había presagiado, que iba a ser un general del Imperio Francés y que crearía la dinastía de los Bonaparte. Hoy reina Luis 24 y acaba de anunciar su separación de Martina de Alzada una argentina que conoció en la Universidad de Vincennes donde ella estudiaba relaciones internacionales y el ciencias políticas, ella acaba de viajar a la isla de Córcega y está frente a la tumba del niño Napoleon venerado por los corsos mientras se toca el cuello donde ha aparecido una linea ardiente de la que empieza a manar sangre y allí esta tirada en el piso, agonizando.

Hoy pienso que no puedo poner todas las mentiras que digo, por ejemplo, no no voy a dar ejemplos, sigo dudando de este diario, me afecta el qué dirán.

Tampoco puedo contar el sueño que tuve.


lunes, abril 15, 2019

Quiero ser famoso

Cuando llego, el asado estaba en standby, silencio, estoy agitado, bicicleta, imitando el monólogo de la conciencia.
Sale seudónimo A y me saludo como corresponde a una persona que se alegra del helado que traigo cargado en mi bicicleta y como residuo el vínculo que nos atenaza.
Aprovechamos la soledad compartida y apura el asado.
Me enteré que tu hijo está en Chile, sí, sí, ha ido a tocar, es que tiene ahora un productor grosso, ha sido productor de Ceratti y los Enanitos Verdes. Se quería ir a México y yo le dije que no tenía mucho sentido, que le convenía Chile, ahí nomas bien cerquita y se me enojó. Entonces le dije a mi hijo que yo no me oponía a sus deseos pero si a que se suicide e irse a México es muy riesgoso. No recuerdo los detalles. Fragmentos. Sí, sí, el se tiene mucha fe, el se siente que es bueno pero no puede ser suicida. Y entonces yo pensé en el Che Guevara mas o menos de la edad de su hijo freído en un pueblo remoto por un entusiasmo delirante de alguien que se tenía mucha fe.
Seguí discutiendo con mi hijo, me dice mientras mueve las costillas, las da vuelta, y entonces le dije, ¿vos crees que yo soy un tipo triunfador, que he tenido exito en mi vida?, bueno no, yo quise ser politico, quise ser Gobernador y fracasé, yo fracase en lo que mas me importa en la vida, sí, sí, me vas a decir, me dicen, tenés una gran familia, te quieren, preparas unas ensaladas, tenes pinta, estas bien economicamente, pero fracasé.  Llegan sus hijos y se corta la conversación.

domingo, julio 01, 2018

Dejar de ser amigo en Facebook

Hoy domingo a  la tarde descubrí que un amigo me había borrado del Facebook y entonces me pregunto, ¿cómo borrás a un amigo en el mundo real? Podría ser como un capítulo de Black Mirror, dejás de verlo, el tipo se ve como una mancha blanca o como una medusa translucida; de golpe ves que en la aldea hay más medusas que personas, ellas pasan a tu lado, pero no sabes quienes son, sabes que es alguien que había sido tu amigo, pero que ahora si puede te haría daño.
Mi amigo es ahora una medusa, flotando en la ciudad.

lunes, enero 08, 2018

De cómo hacer una torta y un libro

Algunos lectores me preguntan si pueden hacer la torta de cumpleaños de su hijito que ya ha cumplido siete años y escribir un libro.
En la cocina mientras bato la clara del huevo o derrito el chocolate o abro la lata de duraznos y a la vez tengo la televisión prendida y a la vez cambio los pañales de mi hijita de once meses y a la vez pospongo mi idea suicida.
Todo se puede hacer a la vez, si todo lo hacemos con intensidad mientras escuchamos la LV 10 y sus consejos a la ama de casa.
Vamos al libro, cúal es el ingrediente básico que en un libro no puede faltar: imaginación, angustia, spleen y todo eso se puede sentir para batir y lograr el clara de nieve.
Allí estas, con un libro en ciernes, sos una ama de casa, tu marido esta vendiendo algo y vendrá a las 13 con tus hijos que recogera de la escuela y qué espacio te queda para escribir un libro, ponerte del otro lado de esa biblioteca verde que tenes de novelas clásicas.
Pero podés, claro que podés, allí estás sentada en la penumbra de tu cocina, todo yace en silencio, hay unos segundos para ser vos misma, desciende como  en un bosque el siervo de la angustia, el hada de la desazón, del desasosiego. Estás allí con tu cuaderno de receta, acabas de escribir la última receta de Petrona C. de Gandulfo, de cómo hacer una torta de chocolate, la misma que estás haciendo. Y podes en el cuaderno empezar tu novela, escribir de los demonios del bosque que te visitan todas las noches, después que él se duerme y te deja tan caliente en un tiempo que no era legal ir al baño y masturbarte y masturbarte hasta que llegaba el placer.
Pero no nos desviemos, estamos hablando de la posibilidad de que empieces a escribir una novela, es una mujer que camina en la madrugada por un bosque hasta que encuentra una casa, entra en ella.
En la cocina hay una hornalla prendida, todo está como si hiciera dos minutos que se han ido, pero no hay nadie, y en un plato esta ya lista la crema para la torta. Es una torta de chocolate y tratas de terminarla. Podrías quedarte a vivir en ese mundo que estas imaginando y donde la angustia está cediendo.

Llega la noche y nadie llega, la torta no tiene a quien darle su ternura. No tienes apetito y con el estómago vacío te vas a dormir en esa casa vacía en el silencio de un bosque donde ya nadie sale. Cierras los ojos.

domingo, septiembre 30, 2007

El anhelo

Todos los días Matías, rezaba y le imploraba a Dios que se lo llevara. "Tatita mío, si me estás escuchando, te pido que me lleves contigo, no se donde pero no quiero estar más en este mundo. Detesto todo y seguro que eso lo sabrás mejor que yo, que estás siempre presente, en todo momento, en todo lugar, como me enseñaron cuando hice la primera comunión."

Cada noche se repetía el mismo ruego y su pedido, día a día y noche a noche, se fue cargando de una tremenda energía, tanta que atravesó el sistema solar, la Vía Láctea, el universo e incluso como una flecha se clavó y atravesó las paredes del mismo ser de todo lo existente para caer en la mesa de trabajo del mismísimo Dios que leyó compadecido la carta. "Así se hará" dijo el todopoderoso y bastó su palabra para que Matías fuera borrado del mapa, desde ese mismo instante en que una lágrima misteriosa para nosotros los mortales rodara sobre la cara del Señor y cayera en un piso que era como de cuarzo o algo parecido.

Los que habían sido hasta ese momento padres de Matías, llegaron al apartamento desde el supermercado y acomodaron la verdura, las bebidas, el pan, en fin todo lo que sería una compra de la semana. María, su madre, fue a su pieza y no estaba; que habrá sido de este chico pensó pero no quiso decírselo a Mario, su marido y siguió cargando cosas en el refrigerador.

-Qué te pasa, ¿te siento rara?, ¿vas a empezar con lo mismo?
Ella siguió acomodando las cosas.
-Bueno vamos a probar de nuevo con ese nuevo especialista del que tan bien nos han hablado.-le dijo él.