martes, diciembre 06, 2005

El pecado de la autoedicion

"Mala escritura, formato y diseño mediocre, demasiados errores gramaticales: todo ello indica una operacion que no llega a ser profesional."
Los libros editador por el autor, los encontramos en todas las librerías, son libros apartados, llamados locales, regionales u otros nombres degenerativos. Los detectamos inmediatamente por la mala calidad de su edición, los "horrores" ortográficos (no han pasado por correctores, pruebas de galera, etc), la gráfica, el diseño, en fin: un trabajo de aficionados para hacer el libro, pero no para cobrar al autor, que quizás estuvo ahorrando varios años o que prefirió publicar sus poemas, novela o cuento a salir de vacaciones o renovar el viejo coche. Basta ver el perfil de la gente que tiene sueños literarios para entender la tragedia: bibliotecarios, profesores de instituto, funcionarios de ayuntamientos, cuidadores de guardería, asistentes de domadores, etc.

El editor no tiene la culpa, en definitiva es como el tabernero: el sirve lo que el cliente pide. Cuando el escritor llega a la autoedición, es como un ejército en retirada, derrotado en cada encuentro y llevan grabado en la frente en luz de neón las palabras: " rechazo editorial".

El editor se despreocupa de la tragedia, ya ha cobrado el libro y no le importa un bledo la difusión del mismo, del marketing (¿qué es eso?). El trato es 50% al encargar el trabajo y 50% cuando retira el libro de la imprenta, donde casi siempre va el mismo autor en su coche a buscarlo. Al otro día empieza la procesión, visitas a librerías del pueblo, envío de libros a periódicos que nunca contestarán, ¡oh! me olvidaba la presentación del libro en el círculo de escritores de la villa, con vino y copetín incluído. Normalmente se invita algún personaje del pueblo e incluso al alcalde.

En las librerías, solo le reciben los libros en consignación y entonces pide que le den algun lugar en las vidrieras,en las mesas... lo que normalmente no hacen.Con el tiempo apenas se ha vendido su libro y entonces a pedido del mismo librero, retira la consigna y cuando llega a su casa, sabe que tiene el baúl del coche con un incómodo cargamento. Es cómo llevar un cadáver.

Los libros son guardados cada vez en lugares mas alejados, hasta terminar en algun galpón de la familia en el campo o en él cortijo del abuelo.
Cuando el escritor muere sus libros, que los herederos encuentran en algún cofre o galpón, son vendidos a los cartoneros que los reciclará y como la piel de zapa volverá a manos de algún editor, que esperará desde las sombras la llegada de otro escritor ilusionado.

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4 comentarios:

Isabel Bertossi dijo...

Jajaja, es bastante patético el panorama, ¿cierto? No sé, si bien he pensando varias veces en la autoedición, sinceramente no me seduce mucho la idea, aunque también entiendo que a veces la gente debe arriesgarse. El primer libro de Neruda provino de una autoedición, aunque claro ¿cuántos Nerudas hay en el mundo?

Raul Lilloy dijo...

La autoedición es una tentación para todo escritor y si no la puedes contener, será mejor realizarla. En mi caso fue un desastre financiero y de edición: en la contraportada habían errores ortográficos.
Puede que mañana ese error se convierta en una pieza de colección buscada afanosamente por los coleccionistas, uno nunca sabe, hay que ser siempre optimista.

Raul Lilloy dijo...

No estoy de acuerdo con lo que dijo raul, lo veo muy patético, egocéntrico y vanidoso.
Pongamos en una caja negra todo el proceso de publicar; lo que todos ansiamos al final es el éxito, tanto el editor como el autor, por lo que en todo caso la autoedición, puede ser en principio una predicción de que todo va a ir mal y por eso pagar por adelantado, pero consideremos que también el editor quiere que el libro se venda.
Si el editor se convenciera que el libro se va a vender, entonces seguro que paga la edición, por la simple razón de que es un negocio.

Paulus7 dijo...

Hay que fijarse objetivos a cumplir algo razonables y dejarse de soñar sin motivo. Hay miles de escritores y libros de autores noveles pero el planteo inicial es el erróneo. Daré mi propio ejemplo:_
Llevo regalados más de 3000 libros lo que ha resultado independientemente del tiempo empleado un modesto costo de $20.000 algo así como un poco menos de 1.500 dólares. CUALQUIERA
PENSARÍA QUE LO QUE HICE es un disparate, sin embargo creo que estuve acertado en el camino elegido. Nunca pensé seriamente que los libros iban a darme de comer, tampoco los necesitaba, pero mi reflexión pasó por otro lado. Como escritor, ¿quién me conoce? Respuesta: Nadie. Entonces que hice, revisé todas las alternativas publicitarias para determinar una comparación de inversiones. Hoy estoy muy feliz, cualquier alternativa hubiera sido mucho más costosa en inversión sin saber los resultados, casi diría que desastrosa porque hoy tengo claro los resultados que hubiera obtenido de intentar llevarlo a cabo. En cambio, hoy se que tengo 3000 potenciales interesados en leer lo que escribo porque les ha gustado lo que llevan leído de mí.
Lo único que no pude preveer cuando empecé este camino era el tiempo que tardaría en recoger los frutos. Para mi es demasiado largo
pero igual surgirán, no tengo dudas. Paulus7.