
El enemigo del entusiasmo es la organización jerárquica, la nómina, la crispación de las hipotecas, los donuts de madrugada; todo eso va lacerando nuestro entusiasmo hasta convertirnos en pequeños ratones blancos al servicio de alguna corporación y que por supuesto no hay puente que no aprovechemos para hacer la peregrinación a nuestras familias en el sur en búsqueda de algo de opio que nos permita resistir. En tal sentido los triunfos de Alonso, del Madrid, todo contribuye a aumentar la dosis de opio y seguir adelante.
Categorías: entusiasmo, prozac, depresion, capitalismo, dioses
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