viernes, noviembre 11, 2005

Odio y objetividad

Atrápame si puedes: la vida de un timadorAsociamos el amor a la verdad. Pero el amor es opuesto a la lucidez, lo vemos en un enamorado, en una madre y en las corporaciones que defienden a jueces, policías, abogados, comerciantes, paisanos y políticos corruptos.
Me pregunto si el odio no da más objetividad, que ese dolor que el odio nos produce, esa crispación que el odio genera en nuestras fibras, no da una extraña lucidez, la del dardo envenenado de la palabra. Para lo que se detesta uno tiene aguzadas palabras envenenadas para que den en el blanco y lastimen de igual modo como estamos nosotros lacerados por esa persona que detestamos.
Que yo sepa todavía no he escuchado un comentario objetivo verdadero de Zapatero por gente del Psoe y lo mismo podemos decir de Aznar y la gente del PP. Pero en cambio si a los garrotazos de Rajoy contra Zapatero, le sacamos toda la baba del diablo y del odio, que lo recubre como una fétida crisálida, encontramos latiente una figura que por lo menos en lo negativo se parece al original.
Nadie como los opositores de las dictaduras para ver con bastante objetividad lo que estas son. Monstruos como Videla son descriptos con bastante objetividad solo por los que han oficiado de victimas.
Yo detesto, digamos a varias personas, tal vez en estos momentos puede que no deteste a más de dos y con lo demás ejercito el olvido. Digamos que puedo detestar a una persona, por mentirosa, ladina, astuta, manipuladora y calculadora. Seguramente no es la mirada de un antropólogo (en todo caso puede ser la de un antropófago). Es una mirada irascible y tanto que cada vez que lo veo se me revuelve el estómago, pero he aprovechado esos sentimientos para describirlo en mi libreta y algún día será la carnadura del personaje central de una siniestra novela.

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