domingo, febrero 26, 2006

Reloaded

Daniel LezamaSegún K. los odios que siento contra Augey no respetan el tiempo real y me pasa que cuando estoy frente a él, no puedo sentir lo mismo, en todo caso siento miedo, indiferencia y hasta simpatía.

Este curioso fenómeno me ha llevado a leer a Brentano y a Silo, ambos hablan de la intencionalidad de la conciencia. Silo, ubica esa incapacidad de la coniciencia para estar sola en el tercer paso de su meditación trascendental donde dice "ver en la memoria la tendencia."

Brentano dice, si mal no me equivoco, de que la conciencia siempre tiene un contenido, que no puede estar vacía y lo que tiene a mano sería la vastedad de la memoria: un terreno inmenso, tan grande en información que el planeta tierra, y también finito, limitado al planeta cerebro: un bosque de millones de arboles llamados neuronas.

Pienso todo esto, cuando estoy por decidir dar un portazo y romper la sociedad que tengo con Augey, una sociedad basada en el engaño y que vende páginas web a lo largo y a lo ancho de Albox, el pueblo donde nos conocimos y maldita la hora en que lo conocí.

Mi siquiatra Joan Valgreen, un médico formado en las complejas redes de pensamiento de Sartre, Adler, Husserl, Heidegger, Marx y otros que desconozco, dice que mi odio visceral a Augey es por una frustración. Le digo entonces que "De dinero, es de lo único que se puede hablar con Augey".
Joan me contesta "Bueno pero si te habla de dinero hablale de dinero no de otra cosa. Además, que tu frustración viene por haber esperado más de lo que él podía darte. Como si el problema fuera tuyo, nó de Augey.
-Pero es que yo vine a España para ser escritor, para poder vivir de la literatura y hasta el momento nada.
-Bueno pero por lo menos estás allá -me contesta Valgreen- lo que no es poco.
-Sin la literatura nada tiene sentido -le digo en un tono patético, romántico, fuera de lugar.
No recuerdo lo que me contesta. Seguimos hablando, me dice que me busque zanahorias para seguir adelante como " algo que están necesitando tus hijos, tu atención...".

Volvamos al odio y a Brentano, si el odio es a algo que recuerdo, entonces lo que odio no es a Augey real, en tiempo real, sino un Augey virtual que se ha ido construyendo en mi cerebro, es un Augey negativo, porque en ese personaje o avatar, en su foja de conducta esta todo lo malo registrado: las diferentes mentiras y los eventos donde se manifiesta codicioso. Ese Augey virtual podría transcribirlo a un libro, no se si coincide con el real; supongamos que ese libro es en todo caso el contenido de acusaciones, punto por punto, siempre remitido a un momento y lugar determinado donde pasó algo donde Augey se manifestó en un modo que me sentí lastimado y que aumentó mi rencor hacia él.

Hay otro actor importante: Mi esposa Danielle, ella me dijo anoche que corte, que basta de darle vueltas al asunto, "que hace dos años cuando vino su mama a España, ya hablamos de esto y yo le dije que lo mejor era cortar. No sé porque sigue con Augey." Me dice anoche sábado, con los ojos llenos de lágrimas, que ya está harta, que se siente sola, que le molesta que me compre libros, que haga cursos de inglés, "que no trabaje bárbaro, yo me lo banco, pero que se de gustitos." Yo le digo teatral o histéricamente que me quiero quitar la vida, lo digo en un tono que ni yo me lo creo, un tono para hacer daño, si para hacer daño o producir cierta eficacia. Ella vuelve con que tengo que cortar, que no tiene sentido seguir la cosa ya ni económicamente.

Lo importante es que no odio a Augey, odio recuerdos, algo así como odiar a un personaje de una película, por ejemplo a Drácula o a los "malos" de los radioteatros que cuando caminaban por la calle de los pueblos eran agredidos por las mujeres y el hombre no sabía como explicar que él representaba un personaje, puede que lo mismo con Augey que no coincide con el libreto teatral que tengo de Augey. Enonces cuando se mata por odio, se mata a un personaje, nunca al real, siempre estamos matando un ser virtual, como en Matrix. Un verdadero reload, un refresco de pantallas, un f5, sería eliminar toda la memoria caché que tenemos de esa persona que tanto odiamos, que de solo recordarlas, sentimos en la boca del estómago nausea.

Es un hecho que el odio se sustenta en malos recuerdos y no en personas, por eso toda nuestra justicia está basada en jueces neurólogos encargados de cauterizar las zonas de odio del cerebro. El acusado comparece ante una sala donde le hacen la tomagrafía, buscando recuerdos agresivos y entonces le dan a elegir: cadena perpetua, dado que el pronóstico científico es que seguirá matando o la destrucción precisa de esos recuerdos, que ocupan un pequeñísimo sector del cerebro, no estamos hablando de una lobotomía, ¡qué va!, solo de una intervención incruenta, donde un pequeño rayo de luz laser hará su taréa en menos de 20 segundos. ¿Castigo? Nó, eso pertenece a un modelo de justicia no vigente en la tierra, por lo menos en la tierra progresista, racional. La otra tierra, la de gente que rechaza la ciencia, está viviendo en zonas especiales, de donde no pueden salir, solo circular internamente y pueden hacer lo que se les de la gana, nosotros nos hemos jurado no interferir en su mundo y sabemos que van a su autodestrucción lenta pero segura.

Volvamos, a esto, si mato a Augey, me llevarán a la justicia y me harán la microlobotomía y saldré fresco como una lechuga, sin odios. Este efecto imprevisto, de que ahora la justicia es un departamento del ministerio de ciencia y tecnología, y por lo tanto no caben las cuestiones morales, éticas o religiosas, está trayendo problemas, la gente dice: bueno yo mato, me pasan el escáner y luego más fresco que una lechuga. Han aumentado los asesinatos y las reincidencias y este protocolo está en "bypass", ahora el que mata por odio, queda detenido a la espera de que se solucione este vacío científico-legal.

Lo mejor es hacer un formateo, un borrón y cuenta nueva, un reloaded. Cualquiera de estos caminos supone no ver más al personaje, evitarlo como se evita una serpiente venenosa: ni pisarla, ni seguir durmiendo con ella, considerar que nadie puede con su naturaleza y matar por odio, no es aconsejable hasta que la justicia vuelva a poner en vigencia un nuevo protocolo, que no se si seguirá vigente eso de la microablación. Se habla de hacer microablaciones preventivas, para ello se han enviado recomendaciones a siquiatras y sicólogo; se trabaja con los violentos en general a los que se le deberá recomendar el escáner como mejor opción a perder la licencia de conducir, no poder vivir con su familia, perder el trabajo, etc.

La población violenta esta perfectamente censada, constituyen un 10% del total, sus prontuarios son muy delicados y ellos lo saben, incluso se ha sugerido implantarlos con un microchip de GPS, la orden para la implantación la daría un juez e inmediatamente se procedería a la cirugía.El lugar del implante no sería visible, tampoco quedarían cicatrices ni nada que lo estigmatice. La ley de protección de datos, obliga que solo con orden del juez se puede tener acceso a la base de datos de implantados. La cosa recién empieza, en caso de pedofilia o gente con libertad condicional, a este GPS, se le podrá agregar un analizador del estado de agresividad de la persona, y que pasado cierto umbral, el juez quedaría advertido, y se dispararían una serie de procedimientos.

La gente odia ese implante, normalmente se ponen en la espalda, apenas queda una marca no visible a simple vista, pero la gente se vuelve loca, se siente vigilada y muchos se han suicidado. Por supuesto que si mato a Audrey me pondrán ese aparato, dado que la ablación ahora no es suficiente y seguramente como están las cosas deberé llevar ese aparato de por vida o hasta que al Juez se le de la gana y considere que no soy un peligro social.

Volviendo a Audrey procederé por una eficacia oscura, aquella que los hombres sabios y libres han practicado con las alimañas: dejarlas pasar, no perturbarlas y seguir mi camino.

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2 comentarios:

makkkafu dijo...

Este relato me gustó bastante, puede dar lugar un una novela, ¿has indagado en el mismo? es la base perfecta para un relato más extenso, yo que tú lo haría.

Afectuosamente Makkkafu.

Raul Lilloy dijo...

gracias por la sugerencia