sábado, febrero 04, 2006

Pinochet portable


En el Eternauta, la historia de Hector Oesterheld, Buenos Aires amanece como cubierta de nieve, extraño porque en Buenos Aires nunca ha nevado, que yo sepa. Pero rápidamente caemos en cuenta que la gente que ha tenido contacto con esa nieve está muerta.

La gente que ha sobrevivido no sale de sus casas. Luego viene la segunda parte del plan de guerra de los extraterrestres, la invasión y el lavado de cerebro que obtienen implantando un microchip en la nuca de sus víctimas. El insertado con el microchip se vuelve dócil y trabaja todo el día sin chistar. La resistencia son todos aquellos a los que todavía no les han puesto el microchip.

Oesterheld y sus hijas fueron asesinadas por la dictadura militar de Videla, un monstruo parecido a Pinochet pero que le falló el plan económico, para la felicidad de los argentinos. Pero en Chile el monstruo Pinochet -autor de una surrealista constitución donde él era senador vitalicio- y al que la hipocrecía chilena llama general, le dan trato especial, no lo pueden juzgar por todas sus atrocidades, pero si por algo menor y que tal vez es el delito mas generalizado en el mundo: el robo. Como si Bachelet y desde alli todos los chilenos, todavia tienen el microchip que Pinochet les implantó que solo les permite avanzar lentamente, con miedo, porque eso tienen los chilenos mucho miedo, entonces juzgan al monstruo por robo, solo por robo que es el margen que los que realmente tienen el poder, el poder economico, les permiten juzgarlo por ladrón, algo obvio, pero secundario frente a una persona que actuo como un mafioso, que mandaba a matar opositores a otros países.

Es como si en el juicio de Nuremberg ( en Chile nunca ha existido tal cosa), se juzgara a los criminales de guerra por quedarse con el vuelto, por inflar las licitaciones, las coimas,etc.

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