Alonso Quijano lleva una vida depresiva, encerrado en su buhardilla, entre el caos de la mugre, en una hacienda abandonada y de golpe su cerebro hace un crack y encuentra un motivo para vivir, escribirá acerca de un oscuro recaudador de impuestos que escribe pero necesita aventuras para obtener una escribura verosímil y la emprende contra los turcos.Pierde su mano y es enviado a unas mazmorras en Africa. Ya liberado vuelve a su querida España donde escribirá una novela de un hombre que se vuelve loco de tanto leer libros de caballería.
Alonso Quijano se llamará y montado en su rocinante con Sancho Panza como escudero defenderá a los perdedores de este mundo.No le va tan bien como le parecía y en un momento de lucidez se da cuenta que es patético, que está haciendo el ridículo, pero lo peor de todo sigue sufriendo, se siente más solo aún que cuando permanecía leyendo día y noche.
Esto no va más, le dice a Sancho y emprende la vuelta a la hacienda. Allí su depresión se agrava y una medianoche, que no puede pegar los ojos, imagina a Miguel de Cervantes Saavedra, lo va inventando, procurando no olvidar detalles, mientras baja las escaleras, enciende una vela y emprende la escritura de su personaje.
El sol ilumna la mesa donde Alonso duerme con su cabeza apoyada en el manuscrito. Sancho lo despierta y lo acompaña hasta el dormitorio. Cuando vuelve a la sala toma unos papeles que yacen sobre la mesa y los arroja al fuego de la chimenea.
Categorías: quijote, relatos, cervantes
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