El camino de vuelta que todos transitamos todas las noches, el definitivo, cuando morimos, la visita al barrio donde jugábamos... todo ha muerto, ya lo sé.
¿Por qué la frente marchita?
¿Por qué veinte años no son nada?
Volver, cuando somos derrotados; el ejercito que acomoda sus cosas, afuera espera un enorme avión que llevará a casa.
Volver, un largo que camino que emprenden los dos Ulises. Al final, los espera la dama de la muerte destejiendo sueños.
Volver, como una forma de tirar la toalla, ante el incesante cruce de cross del adversario y el salto final del protector dental, sentado en el banquillo, el boxeador agacha la cabeza y solo quiere volver.
Volver, que es un soplo la vida, un soplo caliente, como el viento de un lanzallama,
que se repite todos los días.
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1 comentario:
Qué mucha nostalgia últimamente. Me está matando.
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