Carnegie es como Maquiavelo, te dice como es la gente pero claro tambien avanza en decirte que sabiendo eso los puedes manipular, pero no llega a ese extremo de decirte eso, tiene su tacto. Dice que hay que elogiar pero no adular.
En realidad cuando leí a Carnegie me di cuenta que me daba resultado para buscar amigos, que en cierta época de mi vida eran escasos o yo creía que eran escasos. Pero casi siempre sobreactuaba, eran tantas las ganas que tenía de hacer amigos que me ponía ansioso y terminaba poniendo ansioso al promisorio amigo que huía.
Creo que Carnegie quería ser escritor; en su libro cuenta que va a ver a un editor con sus cuentos y le va muy mal, parece que de esa experiencia se da cuenta que tiene que ser más diplomático, hablarles de lo que a ellos le interesa y cuando una vez fui a Buenos Aires a promover mi novela, me encontre con una edición usada de Carnegie en la calle Corrientes; lo compré y lo leí antes de ir a ver al que era presidente de Argentores, y creo que lo fui a ver, con el esquema carnegiano y ya no recuerdo si me dio resultado y ni se que le fui a pedir, pero no me fue ni bien, ni mal.
Mi hermano usaba a Carnegie con sus empleados, siempre los elogiaba o los seguirá elogiando, y creo que veía en eso, mas que una manipulación, una forma de sacar de cada uno lo mejor.
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