Llegué por una chica en la esquina que promovia el desolado lugar con la que recién converso del frío,de Malargüe que hace mas frío y el frio pero ellos están bien y habría que ir me dice.
Cuando venía, los camiones de reparto de bebidas y la gente arrojada a llegar, una sensación tan distinta de esa misma gente el sábado a la tarde paseando por el parque pero en la mañana un rugido de insatisfacción, la poronga de los trabajos.
Y me acordé de mi cuento Nadie pero nada.
Y está chica en una esquina, no tiene frío en las manos, le dije y me dió vergüenza preguntarle eso y cierta forma defensiva de contestarme sus 30 años, allí en una esquina promoviendo desayunos del hotel fritanga.
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