Entre los 17 y los 21 años conocí a la gente más extraordinaria, después fue gente normal, común, predecible.
Los podría nombrar pero no lo voy a hacer.
Muchos,la.mayoria, ya no están o no se de sus vidas.
Ellos cambiaron mi vida, mis ideas en formas siempre contradictorias.
No sé me ocurre mas nada,salvó seguir viendo una documental de Pizarnik,a las 22:41, mientras Boca está jugando.
Me da pena verme o ver a un tipo tipa hablando de su militancia, de cuando no era un esperpento de ese ser que intenta recordar, invocar,o peor imitar cuando lo ha tomado la medianía de.la vida, cuando ha desaparecido el encanto de una ola que eléctrizó y volvió interesante a gente muy ridícula.
Quedan los bigotes de los setenta, las liturgias, algo decadente en ese querer vestir esas momias en ponerse a contar a los jóvenes, lo de "era una noche tormentosa...", y acompañarlos a las distintas salas y contar una y otra vez lo que les paso a los 18 años, como un pasado denso pero que quedó insuperable, entonces todo presente es ser un empleado del museo que repite ante los turistas la misma balada.
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