sábado, enero 06, 2007

izquierda puritana


Muchas veces en la historia, la izquierda ha tenido el poder ; desde 1918 hasta la llegada de Gorbachov medio planeta era comunista y la otra mitad se precipitaba, más por tentación que por odio, a modelos socialistas; recordemos la oleada de gobiernos izquierdistas en América Latina a finales de los sesenta y antes todo el populismo de los cuarenta y cincuenta, incluso la salida de la crisis planetaria de los treinta, Keynes de por medio, fue fruto de ideas de izquierda y si me apuran, toda la idea la unidad europea fue un anhelo de gente de izquierda, de la socialdemocracia. Entonces no nos ha ido tan mal como a veces pretenden mostrarnos los neocons y que han convertido al capitalismo en la religión universal (o eso pretenden).

Pero así como tuvieron el poder, lo han ido perdiendo lentamente como está pasando en China y su giro económico a la derecha o en un "tic-tac" como fue en Rusia, y ahora ante la enfermedad terminal de Fidel Castro, hay grandes posibilidades que el "post-castrismo" sea de derecha como lo fue el "post-allendismo". No niego que gran parte de la mala prensa de Castro se deba a los neocons, pero en otra medida, Fidel colabora en su descrédito cuando leemos que es homofobo, que mantiene en la cárcel a gente que piensa distinto a la "revolución",etc,etc. La Cuba de Castro es, para los neocons, el "pasen y vean" ¿esto es lo que quieren para sus países?, ¿así les gustaría vivir, nostálgicos de los sesenta? Si yo fuera neocons, pagaría para que luego de Fidel Castro siguieran realizandosé las mismas políticas y puede que Raúl Castro sea una buena elección.
La utopía comunista implica un mundo feliz donde la gente no trabaja y cada uno hace lo que le gusta, lo que se le da la gana; desde esa perspectiva, el placer, la felicidad, la diversión y por supuesto el sexo, tendrían en ese país del "nunca jamás" carta libre.

Terminada la lucha por esa utopía que supone trabajo, disciplina y poca diversión, apenas llegamos a ser millonarios para todos, debemos tirar la azada y correr todos juntos a la plaza del pueblo a emborracharnos, bailar y empezar la verdadera fiesta del fin de la historia.
Sin embargo, no es así, detrás de la mayoría de los dirigentes comunistas que están o han estado en el poder, hay un inquisidor, un antiSade, un enemigo de la felicidad y del ocio y por supuesto un enemigo del placer de escuchar a la gente que piensa distinto a uno.


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