lunes, enero 08, 2018

De cómo hacer una torta y un libro

Algunos lectores me preguntan si pueden hacer la torta de cumpleaños de su hijito que ya ha cumplido siete años y escribir un libro.
En la cocina mientras bato la clara del huevo o derrito el chocolate o abro la lata de duraznos y a la vez tengo la televisión prendida y a la vez cambio los pañales de mi hijita de once meses y a la vez pospongo mi idea suicida.
Todo se puede hacer a la vez, si todo lo hacemos con intensidad mientras escuchamos la LV 10 y sus consejos a la ama de casa.
Vamos al libro, cúal es el ingrediente básico que en un libro no puede faltar: imaginación, angustia, spleen y todo eso se puede sentir para batir y lograr el clara de nieve.
Allí estas, con un libro en ciernes, sos una ama de casa, tu marido esta vendiendo algo y vendrá a las 13 con tus hijos que recogera de la escuela y qué espacio te queda para escribir un libro, ponerte del otro lado de esa biblioteca verde que tenes de novelas clásicas.
Pero podés, claro que podés, allí estás sentada en la penumbra de tu cocina, todo yace en silencio, hay unos segundos para ser vos misma, desciende como  en un bosque el siervo de la angustia, el hada de la desazón, del desasosiego. Estás allí con tu cuaderno de receta, acabas de escribir la última receta de Petrona C. de Gandulfo, de cómo hacer una torta de chocolate, la misma que estás haciendo. Y podes en el cuaderno empezar tu novela, escribir de los demonios del bosque que te visitan todas las noches, después que él se duerme y te deja tan caliente en un tiempo que no era legal ir al baño y masturbarte y masturbarte hasta que llegaba el placer.
Pero no nos desviemos, estamos hablando de la posibilidad de que empieces a escribir una novela, es una mujer que camina en la madrugada por un bosque hasta que encuentra una casa, entra en ella.
En la cocina hay una hornalla prendida, todo está como si hiciera dos minutos que se han ido, pero no hay nadie, y en un plato esta ya lista la crema para la torta. Es una torta de chocolate y tratas de terminarla. Podrías quedarte a vivir en ese mundo que estas imaginando y donde la angustia está cediendo.

Llega la noche y nadie llega, la torta no tiene a quien darle su ternura. No tienes apetito y con el estómago vacío te vas a dormir en esa casa vacía en el silencio de un bosque donde ya nadie sale. Cierras los ojos.

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