viernes, noviembre 22, 2019

Let it write


Silanes maniatado, su cara babeando el piso, increpa:
Solo quiero que me dejen escribir.
Lo acaban de interrumpir, justo cuando llegaba desde la cárcel y en el cruce,al frenar de golpe, las cenizas de su esposa desesperada se esparcieron por la cabina, haciendo toser a la mejor masturbadora del pueblo.
Su boca, santa veneración, era ofrenda en las fiestas de Asunción. Y en la parroquia, una larga fila de hombres aguardaba su beso sagrado desde el discreto confesionario.

No hay comentarios.: