falsarios en Mandragoria

Hay muchos, si Dante viviera aquí ya los hubiera metido en su divino mundo: el pelado, el cara de yegua, el paco “facha” seudo bolche, son tantos, que si la tierra se abriera y se los devorara, erutaría un fuego acido.

las condiciones de existencia

Atormentan la conciencia

Malogran la conciencia

Encadenan la conciencia

Extorsionan la conciencia

Distorsionan la conciencia

Oprimen la conciencia

Bloquean la conciencia

Liberan la conciencia

Duermen la conciencia

Azotan la conciencia

Exterminan la conciencia

Afilan la conciencia

Maldicen la conciencia

 

Dimensión desconocida

Era tan egoísta que se reprochaba que el dia tuviera solo 24 horas para dedicarse a si mismo. Ese amor que se prodigaba, lo hacía caminar plácido y sereno, seguro de si mismo, sabiendo que no había nadie más importante que él y que incluso, cuando salió de la Caja de Valores, que lo había protegido de la bomba H que había caído. Estaba solo, si solo, podría dedicarse a él, solo a el, sin complejos, sin una esposa acosadora, un jefe vigilante, vecinos, policias, todo había desaparecido. Llegó a su casa todo estaba como lo había dejado, de su mujer solo había quedado un polvo gris en el parquet de la cocina que delataba su contorno, con una escobilla lo recogió y lo arrojó a la basura.

Cerró sus ojos, imaginando todos los  nunca más como:  afeitarse, lavar el coche los domingos, dar pésames, recordar cumpleaños y lo más fatal de todo, ir a trabajar, el reloj, renunciar a la modorra de las siete de la mañana.

 

A las díez se despertó, uy seguro que no hay agua potable, pero si, todo funcionaba a las mil maravillas. Se fue a la biblioteca y se paso toda la mañana organizando un plan de lecturas, que interrumpió a la hora, dejaremos eso al libre gusto, nada de disciplinas autoimpuestas y se sentó en una de las banquetas a leer Nadie, Nada, Nunca de Juan José Saer.

La mediodía volvió a su casa y almorzó solo, como siempre lo hacía, y se durmió un siestón de dos horas, cuando despertó era de noche, y se quedo leyendo en el salon comedor.

 

 

caída libre de España

Todos los días advertimos que seguimos cayendo, entonces los economistas dan sus recomendaciones: desnudarse, mientras menos peso, el impacto será menos doloroso, avisar a familiares y amigos, etc. Todo se mueve en esa lógica, poco creativa, ¡vamos!, de creativa, grado cero, tanto la oposición apocalíptica como los Solbes que recomiendan desnudarse.

Lecturas recomendadas: Eduardo Del Bono

¿Existe el mal?

No tengo idea, ni tengo la desfachatez de responder a esta pregunta, sí se que hay una cabrona, una cerda, que ayer en el dia de San Juan, la urbanización hacía su fiesta y habían unas nenas hijas de unos amigos, que jugaban en la urbanización con otras niñas, hasta que esta mujer h**** de p*** y a la que si creyera en la magia, le arrojaría una maldición para que un cancer en forma de gusanos del tamaño de los virus, se la comieran rapidamente, sigo con la historia, esta cabrona, les preguntó a las nenas si habían pagado los diez euros para estar en la fiestita.

Las enfermedades mentales

No hay que preguntarse porqué existen las enfermedades mentales sino porqué no hay mas enfermedades mentales, dado el ambiente enfermizo en el que vivimos. Habla ello, tal vez de la fortaleza humana, su capacidad de resistir a jefes acosadores, gobiernos corruptos, escenarios violentos, gente utilizadora y manipuladora. Es como un río donde van los salmones a desovar y a pesar de todo llegan.

De la sirena colombiana a la mujer española

Es esa la transición que ha sufrido o aliviado a los guionistas de Yo soy Bea, desde Bety la fea, un diminutivo que en España no se usa.

La versión colombiana, es más esperpéntica y el salto de la sirena Bety es socioeconómico, en Bea es un salto profesional, y las diferencias de clases sociales están más atenuadas. Diego, en Yo soy Bea, es el mejor personaje, como guión e interpretación.