domingo, agosto 11, 2024

Historia de las inmensas pérdidas al tiempo

 Llevar un taller literario, aunque aclaro que estoy inmesa y colosal demente comprometido con los útlimos refugiados que quedan en el taller:

Sol}

Gonzalo

Seergio

Llevar un instagram, un facebook, quora

Mantener las esperanzas.

Mi libro de cuentos con 350 cuentos es una excepción a la inutilidad.

Domingo, creo que 10 de agosto de un resplandor que no me deja escribir en el Bar Sofia con gente que no puede despegar sus cristalinos de los celulares

 


Ayer fue la presentación de Da tu palabra y estuve muy nervioso, mi mano izquierda parecía estarlo aún más.

Me lo dijeron mis alumno colegas penitentes del mal arte de escribir lo que no se puede escribir.

"La otra vez estuviste más suelto", y si, me justifiqué, el auto que recien me lo repararon un minuto antes y la llegada del mecánico el evento con Vanina y que se fueron juntos y yo quedandome pensando en que debiera haberlo invitado, me encantaría.

Recien me llama mi madre para que nos juntemos al mediodia, y me encantaría.

Ahora en el bar con la portatil, luego de ayer de haber leido Tombuctu de Kordon y la frase del inicio, d de lo inesperado de viajar, que le leí a Marcelo de la Alameda que me prestó el libro y donde tuve una discusión con un profesor de historia que me objeto lo que decia de Heidegger, el posmodernismo, la escuela de Frankfurt, Foucault, como un ping pong me refutó punto a punto y me exaspero que me hicieran sentir que estaba diciendo cosas tal vez imprecisa, falaces y me quiso explicar lo que es el ser ahi y yo exasperado no lo dejaba avanzar y Marcelo que miraba sin participar en ese duelo de egos, por lo menos mi ego. 

Al final como no lo dejaba hablar me dijo que se retiraba mientras seguia mi furia por haberme dado una tremenda paliza filosófica un profesor de filosofia y medalla de plata me dijo cuando le dije que era licenciado en ciencias politicas por dos universidades lo que me ponia en inferioridad de condiciones frente a un profesor de filosofia que estaba preguntando por un ejemplar de historia de la vida privadaen el puesto de libros usados del librero más iconoclasta de la tierra, Marcelo que siempre me habla de su amor perdido y yo lo hostilizo con mi amor perdido y el me habla de las constelaciones y me habla de que se había jurado cortarme el rostro por mi mileismo y hasta me dijo que no pronuncie, blasfeme la palabra Cristina, lo que hice, unos minutos ante de habernos dado un gran abrazo sobamiento.

Y aqui domingo, estoy en el bar Sofia, escribiendo, en un dia de sol Horus.






lunes, agosto 05, 2024

Por qué fue Quijote y no Quevedo, ni Góngora, ni Shakespeare

 Pero sí fue Martín Fierro y el folletín, tampoco fue Borges, pero si Arlt, Mozart, pero no Bach y sí el rock.

Hoy lunes 5 de agosto, puedo cantar los versos mas tristes, pero no tengo ganas.

Hoy envié un cuento a un concurso de una ciudad muy cercana a Soitué donde pasaba mis mejores infancias junto a un galgo saltador, un tío que ya no está y que se reia estrepitoso y una tía que preparaba helados en una heladera a kerosene y una noche de luz a kerosene con un farol a gas de kerosene.


Entonces, ahora a las 13:45 puedo contar que siempre lo infinito ha pasado, que me compré los cuatro tomos de la historia de la literatura española, usado, en la calle Garibaldi, con un experto librero y ha sido mi compra mas cara de mi vida, 90.000 pesos.

y fui a la biblioteca San Martín y me traje a Ungaretti, que me hace llorar al salir el pateticus.

Y al suicida Pavese de sus diarios, del que mucho no entiendo cuando se adentra en sus autoteorias de poesía, sus indicaciones, sus silencios en el medio de la guerra mas aberrante de la especie humana.

Y el sábado en Chacras con mis diezmados alumnos, colegas de un colegio que todavía no hemos creado.

Y el domingo fui a un cumpleaño de un sobrino pariente.

llevé dos regalos, un buda de yeso y un clin clin de vidrio con una bola que fabrica arcos iris.

Y me acosté y soñe.

Y aquí estoy.

Ni Lope de Vega, ni tanta gente que revisa y revisa sus textos y se imagina el bronce o por lo menos el oro de la fama, del aplauso a lo Quijote, pero no seremos Cervantes, ni Kafka.