domingo, agosto 23, 2020

Elegía

 

En un punto, sin poder hacer nada, un instante congelado en relojes deformes, gelatinosos, convertidos en una manteca que se derrite y cae del mantel de hule y cae a goterones en un jardín donde el pálido sol autoriza un pasto amarillento.


Perdido en una ciudad, sin saber como salir, un sueño que al despertar se convierte en la detención.

Y al salir a la calle encontrarme con un mundo detenido en el domingo 23 de agosto de 2020 a las 10:54. 

Camino y camino y todo detenido, congelado, como en un capítulo de Dimensión desconocida:llegaba en su solitaria nave a un planeta de estatuas, una ciudad de estatuas, un supermercado con la gente detenida, una mujer al punto de arrojar una lata de sardinas a su carrito y el cajero con un dedo suspendido a pocos centimetros del numero que parece implorarle que ya, que termine. Un mundo que como en mi sueño desespera ya de tanta detención y en las muecas de las estatuas, el astronauta percibe la vida detenida, la desesperacion de la detención, de una lágrima que cae de esa mujer, su tía Fani, detenida la escena cuando su brazo esta a medio camino de su garganta, con el raticida, con veintidós semillitas de color rojo y la lágrima de mi tia Fani detenida en su mejilla, es una gota gorda, transparente, donde al asomarse el astronauta ve su imagen y entonces mira a su tía y ella tiesa, parece quererle decir algo pero el astronauta no puede hacer nada.




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