domingo, julio 07, 2024

Comernos

Estoy en el bar Sofía,el mismo nombre que la hija de G que ayer escribía y escribía.
Qué parte de nosotros nos comemos primero para parecernos más, decía Silanes en Los soles y yo digo que hacemos para parecernos más.
Cada vez más parecido a como los demás nos quieren ver. Y ya casi imposible diferenciarlo, ese parecer a lo que nos tenemos que parecer y las perdida de parecernos a lo que parecía que éramos.
En el grupo G me sentía una momia queriendo parecerme a cierto ideal de despierto y que el último día de los retiros era un estallido de alcohol.

Domingo 7

 Hoy es mi cumpleaños y ayer a la tarde una angustia,un miedo,no de bien que, caía sobre mi ,paralizante, desagradable, deseando escapar de tanta incomodidad, tanto fuera de lugar allí en el Bar como maestro de ceremonias de un fracaso,de un encuentro donde solo vinieron mis queridos 3 alumnos.

Y una nena que canto a la panza de su madre y una señora,dueña del local,que casi se pone a llorar cuando ve que todos sus amigos están del otro lado.

Mi incomodidad cedió un poco con una cerveza.

No sé que decir.

Fui a mi casa y anoche soñé con un hombre que


explicaba como su motorhome tenía todas las puertas bloqueadas y en una salía un ticket,era para evitar que sus hijas abrieran las puertas. Después yo le decía que vivía en el barrio de al lado y omitia el nombre. Supuestamente yo vivía en un barrio de clase altas. El hombre vivía de dar clases de cine y le iba muy mal 

viernes, julio 05, 2024

Salir de viaje

Salir sin avisar, con lo puesto. Dónde el viento de los difuntos me lleve.
Lo pienso, lo anhelo.

Mens interruptus

Creo qué los psicólogos interrumpen la incertidumbre, pagamos para que la pitonisa nos diga vaya para allá, ve para acá, está escrito, es tu deseo, son tus constelaciones, tus hados, tu destino.La cuestión es salir de la. terapia con la decisión que el psicólogo me dió. 
Sospecho que me han jodido varias relaciones, no le conviene, les habrán dicho, siempre desde la insinuación, para no afectar la libertad del paciente.
Dejar que la pregunta nos siga carcomiendo,creciendo adentro, nuestra inmensa y sabía duda.

Lo brutal es invisible

Pagar 400 mil pesos de alquiler, vivir de mes a mes para pagar eso y sin embargo permanece invisible que A fabrica juegos y ella algo hace y pagan eso, con su arte, eso me cuenta Oscar, ayer.
Hoy se me ocurrió una idea.
Vi unas casuchas en las paredes del Correo Central, era una casa de cartón y al lado un cartonero ordenando sus cartones, doble por San Martin y frente a la iglesia unas colchonetas y venía a mi lado una pareja con una nena de unos cuatro o cinco años, la edad tal vez de Buda cuando vio la pobreza y quedó shockeado.
Pero la nena que habrá pensado,  que le habrán dicho sus padres?
Y además el malestar de la cultura no es la represión como dice Freud sino el trabajo que  es el malestar para llegar a los goces prometidos.
La ética del trabajo, aquí estoy tomando un café al paso y la música y gente trabajando como duendes invibles rodeando a los que consumimos. 
Todo consumo supone ejército de malestares, desde el Ceo al trabajo x,todos pendientes de limpiar y apagar las luces.

Canción hawaiana ahora y el rutilante bar y ahora que me olvidé lo que iba a escribir.

Dragon ball

Esperando oculista y escucho al empleado de recepción a quien le regale un llavero con un muñequito de Dragón Ball y que me ha dicho que lo tiene con las llaves del departamento y pienso en que Así hablo Zarathustra es un inmenso monumento a la fragilidad, de uñ pendenciero.
Mirando la foto, las tremendas arrugas, como la falda de montañas y eso de la primera impresión.
Botox, cirugía, teñido, etc. 

Viernes, 6 de julio

Estoy desayunando en un hotel que emana un asqueroso olor a fritanga y un hombre dice limpia la cafetera y más temprano pasa por mi lado una pareja de una mujer con una doble escoliosis y yo me levanto y paso al lado de ellos. Son pasajeros y pido la clave de internet.
Llegué por una chica en la esquina que promovia el desolado lugar con la que recién converso del frío,de Malargüe que hace mas frío y el frio pero ellos están bien y habría que ir me dice.
Cuando venía, los camiones de reparto de bebidas y la gente arrojada a llegar, una sensación tan distinta de esa misma gente el sábado a la tarde paseando por el parque pero en la mañana un rugido de insatisfacción, la poronga de los trabajos.
Y me acordé de mi cuento Nadie pero nada.
Y está chica en una esquina, no tiene frío en las manos, le dije y me dió vergüenza preguntarle eso y cierta forma defensiva de contestarme sus 30 años, allí en una esquina promoviendo desayunos del hotel fritanga.