Me cuenta Gastón que una de las dificultades en su exégesis borgeana del cotejar un mano a mano con Lacan se encontraba con que Borges vivía corrigiendo los textos y que eso se llama algo así como genética de la literatura. Es decir, creo, como una trazabilidad de la palabra desde su origen.
¿Pero cuál es la huella, cual versión mejor?
Supuestamente la última si nos atenemos a la superyoica palabra corregir.
Prefiero recrear, un juego incesante e infinito de significantes.
jueves, febrero 13, 2020
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