lunes, diciembre 02, 2019

London the end


Hoy vuelvo a mis culpas rutinarias. Nunca se me ha dado por registrar mis culpas o mis recuerdos de cuando Pochola comía a escondidas y desechaba a hurtadillas lo que no le gustaba. Un pariente hacia lo mismo y presencié el casting.
Qué será la culpa?, la lengua la acusa de remordimiento, algún antepasado primate cuando de un garrotazo dejo inanime a su primo y se alejaba del crimen habrá sentido remordimiento.
Londres, me he peleado con toda la comunidad de anclaos bilingües salvó uno que en un lustro no atinaba.
Me siento culpable de haber sido tan lenguaraz, Óscar Grillo, un mediocre dibujante argentino, me trató de boca de ciénaga por decir que Gombrowitz era un novelista mediocre, otros apelaron al silencio.
Pero la pasé bien en Londrina, conocí en un mes el esplendor y lo siniestro de mi.
Lo contaré.

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