Basta que Yahoo, Google o Ibm compre alguna "puntocom" para que esta caiga en la desidia. Las multinacionales compran la idea funcionando, pero no las ganas de trabajar por lo de uno.
Los proyectos caen en picada, fracasan o se esclerosan. Lo que hasta ayer era un día a día de innovaciones, se vuelve gris, reiterativo, además de llenarse del mal gusto de ads, banners y otras cosas no deseadas y que el internauta soporta como precio por usar ese servicio, a igual que las películas en canales abiertos con largas brechas publicitarias.
Es que el entusiasmo no se puede fabricar, de nada valen los miserables coaching de fin de semana en algún hotel y toda esa monserga de la calidad total, de la centridad del cliente, ya que el antiguo dueño convertido en gerente a sueldo de su propia invención está roncando en el fondo de la habitación.
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