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lunes, marzo 16, 2020

Escribir: experiencia extasis


Estar enamorado y escribir son las dos experiencias religiosas de mi vida (o cuando me mataron a piña y caí desmayado a los doce años y mi madre me retó cuando manché de sangre mi guardapolvo blanco, o cuando escucho, a veces a mi madre, sonreir o mis hijos, y un largo etcetera de experiencias religiosas).
A la cursi Experiencia religiosa del hijo de Iglesias le agregaría escribir.
La letra con sangre extasia, y la letra cursi podría quedar así:
Un poco de ti para sobrevivir (en el videoclip alguien escribiendo)
Hay deleite en el trazo, un orgasmo, en ese ir y venir, oscilando la tinta negra en el papel.

Agrego estos versos:
Un poco escribí,
para sobrevivir

Esta niebla y fría noche (podría ser algo de la noche de San Juan de la Cruz)
El casorio cursi de Iglesias lo cambio por una cabaña en el medio de una feroz ladera donde cae una niebla. Intemperie tambien adentro.
Un aire de extasis en la ventana
Enrique grita a ronquidos y escribe (no canta, gracias!)
Goteras de extasis en el techo, la niebla densifica gotas y caen como estalagtitas.

En el videoclip arrojan un cursi-ramillete y Enrique lagrimonea, dice otras cursilerías que me da verguenza escribir.
Sigo:
Cada vez que estoy contigo IO (no dice Yo) descubro el infinito (antes que Kantor)
Aqui cambio:
Yo descubro el extasis
tiembla el pulso,
la noche se ilumina (muy trillado)
cambio:
La noche se esfuma
(fumata, cultiva afuera, sobre la ladera plantitas del amor)
Y el sigilo del 
ansia de escribir
Se vuelve fascinalia
Es casi una experiencia religiosa (dice Cursi, casi monaguillo, no se anima, ese casi, casi, pero yo no soy Santa Teresa (ojalá!), no me consuela la contemplacion de palidos crucifijos destellando viudas en mi clausurado templo de mi dormitorio).
Yo digo:
Es más que una experiencia religiosa
Sentir que algo me resucita
Subo un filamento perdido (Silanes ayuda!)
Escribir me resucita en las cosas, a su distancia.


miércoles, febrero 21, 2018

Ley de jibarización de una novela

Cuando llegamos al primer borrador, se suele advenir fofo, lento, con exceso de trigliceridos. El texto suda mal olor. El segundo borrador tiene como objetivo reducir esas grasas de palabras, la verborragia, el parloteo.
Hay que tomar párrafo tras párrafo y aplicarle los métodos que tan sabiamente empleaban los Jíbaros del Amazonas. Lamentablemente nos quedan apenas algunas crónicas de sobrevivientes de la jibarización, pero era claro el odio de esta tribu por las enormes cabezas de los europeos.
El método creado por Raúl Silanes consiste en establecer de cuántas páginas debe quedar nuestro mamotreto.
Por ejemplo tenemos un manuscito de 600 páginas, pero como no somos Joyce ni Rayuela y menos Adan Buenos Ayres, lo vamos a reducir a 300 páginas (me gustaría mas 100), esto supone reducir cada página a su mitad.
¡Manos a la obra!, vamos ahora avanzando página a página y cumpliendo el sueño Jibarista de reducción.
Manos a la obra y sin asco.