Cada lugar habitado  dio pie a que emergiera un Moises, un San Juan, un Jesús y un escritor que  registro lo que le había contado alguien, a quien tambien le habían contado y al  que le habían contado y asi en cadenas mas o menos largas y que a pesar de todo  fueron evangelios de tal verosimilitud, ausentes de aberraciones o fantasías,  como aquel evangelio que habla de un Jesús al que se le han caído los dientes y  cuando el raton perez es sorprendido por el niño, cuando está por dejarle  el regalo, queda convertido en un raton de madera para que Jesus se divierta. En  un concilio, el que tuvo diversos nombres,según el planeta de que se tratare, en  la tierra, fue el de Trento, se seleccionaron solo cuatro evangelios y los  descartados se denominaron apocrifos, que son aquellos, que como decía, tienen  demasiada fantasia, seguramente, porque al pasar de boca en boca, en mano de  juglares profesionales, le iban agregando imaginacion de su cosecha, hasta  convertir a Jesus en una superestrella, con superpoderes.
 Vamos a la  comparativa que queremos hacer y se refiere al Padre Nuestro y sus variantes, en  especial del inicio:
 Evangelio  I
 "Padre nuestro que  te ries en los cielos"
 Estamos aquí ante un  Dios gracioso, lleno de humor, bromista, que le hará la vida posible a los seres  inteligentes del planeta X234-Y456-Z34, los asustará con reiterados apocalipsis,  suspendera guerras, les enviara falsos profetas, en fin, la gente ya está harto  de él.
 Evangelio  II
 "Padre Nuestro que  acechais en los cielos"
 A esta gente le ha  tocado un Dios paranoico, desconfiado, temeroso de su criatura y con poca fe en  ella, incluso hasta desconfiado con sus enviados, a los que termina  desautorizando, los abandona en mano de sus enemigos, y casi todos terminan  empalados, crucificados.
 Evangelio  III
 "Padre Nuestro que  flotas en los cielos"
 Este Dios, que les  ha tocado al planeta verde, como nos gusta llamarlo y que está a cien años luz  del nuestro, pero en la misma galaxia, es un dios como un Zeppelin, se la pasa  todo el tiempo flotando de una punta a la otra, sin decir nada, limitandosé a  eso y a mirar de reojo, cuando la gente se acerca a el desde aviones o  helicopteros para contemplarlo y fotografiarlo. Nunca ha procedido directamente  en nada, ni en las guerras, ni contra tiranos, ni pestes que casi terminan con  este planeta que tiene dos soles. Es un dios ausente, aunque algunos teologos  dicen que esa es su sabiduría y que sí interviene, de modo tan sutil que nadie  se da cuenta. Esta discusión acerca del papel del Dios flotantes seguirá por los  siglos de los siglos.
 
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