CAPÍTULO 1:
Lo que le paso a un señorito por leer tanto
 Lo que le paso a un señorito por leer tanto
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero  acordarme, no hace  mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, estampa  antigua, caballo flaco y galgo corredor.
 El tipo era medio  vago, no hacía nada en todo el año y se la pasaba leyendo libros de  caballería, que le producían tanta adicción que se olvidaba de todo, de la  cacería y de trabajar en su hacienda; y era tal su afición a leer, que el insano  empezo a vender lo que se le ponía a mano para poder seguir leyendo y pegandose unos atracones de siesta de madre mía.  Y fue cargando su casa de libros, muchos bastante alejados del sentido común,  digamos medios frikis.
 Esto lo llevo  evidentemente a una esquizofrenia paranoide, una sicopatía y empezó, claro a mezclar la  realidad con la fantasía.
 Tenía el hombre sus  amigotes de pueblos con los que conversaba de sus lecturas y jugaba al chin chon, estaba el cura, el leído del pueblo porque  tenía sus estudios y con él se trababan en agrias discusiones que no viene al caso comentarlas.
 Al final, se  emperró tanto de la lectura, que amanecía con un libro en la mano y asi de poco  dormir y mucho leer,su cerebro fue enfermando, aumentando una esquizofrenia a la  que ya tendía por constitución física y antepasados, y así lo que era imaginacion se desparramó en la realidad, como en Jumanji y empezó a ver caballos voladores , doncellas de piel azul,  caballeros de ultratumba, batallas en el dormitorio  y cuanta historia había  leído se visionaba  frente a él.

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