Nada había que no  fuera trabajo acumulado y su calculo era matemático. El que vendiera por encima  de ese precio era sancionado y lo mismo con el que regalaba su trabajo o lo  vendía más barato, pues esto se lo consideraba dumping o locura, en ambos casos  el culpable ingresaba en campos de concentración con tratamientos reeducativos  de naturaleza distinta. 
 Por lo tanto estaban  prohibido los favores y por tal motivo nadie queria que le hicieran algo gratis  porque sabia que tarde o temprano lo tendria que pagar. La gente nunca pedia  ayuda, y si la necesitaba, usaba todo su ingenio para ocultarlo a sus vecinos.  Para eso estaba el dinero y el trabajo y no hacían falta los regalos que  terminaban saliendo múcho mas caro que pagar las cosas en el mercado. El  cristianismo no fue prohibido, pero se fue secando de a poco, la limosna se  convirtio en el honorario que el cura recibía por su trabajo de mediacion con  los dioses y la historia de Jesus tuvo una nueva versión en una enciclica  llamada trabajo es progreso, donde se decia que Jesus había sido el primer  trabajador y que la palabra amor era un bien de cambio, que ese era el sentido  profundo de las enseñanzas. El casamiento volvio a ser un negocio, y dotando de  igualdad a la institucion, las subastas podían ser por un hombre o por una  mujer, y el que pagara mejor se llevaba al prometido o la  prometida.
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