Ellos están entre  nosotros desde los orígenes humanos, incluso antes, y muchas leyendas de los  griegos y Aztecas, hablan de una época cuando los dioses conversaban con los  hombres, incluso hubo cruzamientos entre "dioses" y humanos, de allí nació un  ser mitad hombre y mitad dios, un ángel caído o un superhombre o un semidiós,  según las mitologías. Estos seres siempre corrieron peligro de vida, ya sabemos  que ningún rey quiere en sus dominios un hijo de Dios.Las madres "sabían" que su  hijo portaba la simiente mas o menos remota de un dios, claro que lo sabían,  pero lo ocultaban y el niño crecía como uno más y desde pequeño se le enseñaba a  ocultar sus poderes para no llamar la atención. Si llegaban reyes magos o algo  parecido, se les negaba la entrada o directamente se los ridiculizaba y la gente  que siempre prefiere pensar mal, se reía con los padre del ángel  caído.
 Estos niños a veces  se torcían y cuando eso pasaba, era terrible y la humanidad corría peligro de  extinguirse o padecer un rey muy cruel. Los que al calor del amor de una buena  madre y rectos consejos de los padres, llegaban santos al juego de los adultos,  no les apetecía el poder y casi siempre elegían una vida retirada de las  ciudades; se hacían pastores, monjes o simplemente se perdían en las grandes  ciudades procurando hacer siempre las cosas que los volviera casi invisibles.  Muy pocos de ellos se casaban, y los que lo hacían no siempre heredaban un ángel  caído, a veces este don, se daba en la segunda, tercera generación o se  extinguía.
 En el mundo actual,  quedan muy pocos ángeles caídos, apenas cuatro o cinco. A ciencia cierta, hay  tres ángeles mujeres y dos varones, los dos varones, hermanos  gemelos,  practican la heroína en un barrio de Sevilla y le dicen  a todo el mundo que son ángeles caídos. Salieron en un programa de televisión:  "Callejeros" y esta aparición pública los ha hecho un poco famosos del  hazmerreír, han sido invitados a programas como Los ratones coloraos y "Está  pasando", prácticamente los han secuestrado, montado en un coche y llevados a  los estudios de televisión de Sevilla y Madrid. Están hablando demasiado y  poniendo en peligro, tal vez, la única salvación de la humanidad. Con el dinero  que están ganando, ahora viven en un apartamento en el mismo barrio donde  consiguen la droga, antes dormían en la calle o en los refugios para yonkis y  vagabundos. Han dejado la puerta abierta, estos imprudentes, a las tres de la  madrugada, roncan como marranos, no como descendientes de civilizadores. Empiezo  con el que acaba de abrir los ojos y sabe lo que voy hacer, "no puedo hacer otra  cosa", le digo, "tu padre me manda", la inyección produce un poco de  convulsiones, luego viene la calma y ya está. Ahora me toca el otro, pero no  está en la cama, ha escapado, baja las escaleras, cierra la puerta de vidrio y  lo veo por la ventana correr; no puede escapar, es un peligro, aunque nadie le  creerá. Ya lo encontraré.
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