Una novela de 2000  páginas, que tiene poesía, locura, prensa, fotos, dibujos, manchas de café, te y  ýerbamate, porros, guayaba y luego una teletransportación por los cinco  continentes en una persecución real y fatal, paralela a personajes que divagan y  divagan y a veces el relato entra en la montaña rusa de sus divagaciones.  
 No es una trilogía,  el mamotreto hay que comprarlo todo junto y el autor promete diversión,  compromiso, inteligencia, morbo y un cambio de actitud ante la vida. No quemar  el libro después de leerlo, porque aumenta el co2, por lo que mejor regalarlo,  dejarlo abandonado en alguna plaza y si apenas hemos llegado a la segunda página  es un buen pretexto para regalarlo a nuestro cuñado que la va de de intelectual  o a la tía que le gustan las novelas de amor, pero que es  culturosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario