
La cueva de Altamira fue  la primer pantalla donde un blogger registró, con mucho entusiasmo su batalla con un bisonte. Los dibujos en la piedra le sirvieron de ayuda para describir y exagerar  con  palabras y mímica, cómo le había ido ante una audiencia acobijada en la fría pero segura cueva.
Él no sabía que estaba dando origen a Internet, el teatro, la literatura, la televisión, el  html; a los arqueologos, 
a un museo y a los blogs.
 
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