miércoles, febrero 21, 2018

Ley de jibarización de una novela

Cuando llegamos al primer borrador, se suele advenir fofo, lento, con exceso de trigliceridos. El texto suda mal olor. El segundo borrador tiene como objetivo reducir esas grasas de palabras, la verborragia, el parloteo.
Hay que tomar párrafo tras párrafo y aplicarle los métodos que tan sabiamente empleaban los Jíbaros del Amazonas. Lamentablemente nos quedan apenas algunas crónicas de sobrevivientes de la jibarización, pero era claro el odio de esta tribu por las enormes cabezas de los europeos.
El método creado por Raúl Silanes consiste en establecer de cuántas páginas debe quedar nuestro mamotreto.
Por ejemplo tenemos un manuscito de 600 páginas, pero como no somos Joyce ni Rayuela y menos Adan Buenos Ayres, lo vamos a reducir a 300 páginas (me gustaría mas 100), esto supone reducir cada página a su mitad.
¡Manos a la obra!, vamos ahora avanzando página a página y cumpliendo el sueño Jibarista de reducción.
Manos a la obra y sin asco.

lunes, febrero 19, 2018

Roberto Velez

¡Oh perpetuo descubridor de los antípodas, hacha del mundo, ojo del cielo, meneo dulce de las cantimploras, Timbrio aquí, Febo allí, tirador acá.
Quijote, Cervantes

Jugaba muy  bien al fútbol y era un gran seductor. Tenía porte atlético, un tipo muy lindo y las chicas suspiraban o algo parecido cuando lo escuchaban hablar en la facultad de Ciencias Políticas. Preciso en sus palabras, muy buen orador, ya dejaba claro que no era un estudiante común y  que ya en ese tiempo había leído y militado mucho.
El último año, 1975, fue presidente del Centro de Estudiantes. El 76 no tenía buenas noticias para la militancia. En junio hubo expulsiones masivas, pero para Roberto eso no fue nada, le esperaban cosas peores, bombas en su casa, puestas por la misma policía y luego su detención y una larga estadía en la cárcel de La Plata. Roberto era un curtido hijo de un dirigente del Partido Comunista de origen sindical que tuvo protagonismo en el Mendozazo.  Roberto siguió sus pasos y militó primero en la Federación Juvenil Comunista y después en el PC.
El golpe del 76 fue la perdida de contactos con todos los que militabamos en la facultad, fue el ingreso brutal a alguna zona que nos permitirá pasar desapercibido. Cuando llegó la democracia rompió con el Partido Comunista,lo acusaba de autoritario y de haber hecho arreglos non sanctos con Videla. Los disidentes formaron otro partido, se fueron dirigentes de la talla de Angel Bustelo, compañero de prisión en la Plata. Luego vinieron otras formaciones políticas, una de ellas el Partido Fiscal del que fue concejal. Retomé contacto con Roberto, cuando quería hacer una segunda edición mejorada de su libro acerca de la represión en la Universidad Nacional de Cuyo y el continuismo. Trabaje a su lado, como editor, en la corrección de esa edición y en la Feria del libro de hace unos cuatro años pudimos presentarlo pero en la versión digital. Tengo entendido que EDIUNC va a publicar esa edición que mejora considerablemente la primera, en lo que hace a datos y nuevos contenidos actualizados.
Cuando empecé a escribir mi libro acerca de la militancia de los setenta, me lo encontré en los periódicos de los ochenta como un activo participante de los derechos humanos, estuvo entre los primeros que reclamaron se esclarezcan varios asesinatos y desapariciones de los setenta. Supe también de luchas ideológicas y desavenencias terribles con sus excompañeros de militancia que tuvo Roberto en el seno de las organizaciones donde estuvo y que fueron varias. No podía ser de otro modo, Roberto fue siempre un militante muy activo, perturbador, polémico, exlosivo, confrontativo, del estilo de lo que fue un Ingenieros, un Leandro Alem o un Sarmiento. A diferencia de Benito Marianetti, otro intelectual de izquierda, Roberto venía muy de abajo y tampoco fue pontificado como lo fue Marianetti, quien termino siendo convertido en una postal mendocina, pero Velez hasta el último minuto siempre fue fruto de la polémica. Roberto tuvo vida privada, una familia hermosa,  pero siempre la militancia lo marcó como proyecto de vida.
Estaba muy enfermo pero su actitud era mostrarse despreocupado y solo con "algunos problemitas", en estos meses participo del Frente Popular, y parece que no estaba bien de salud, y por eso algunas ausencias, pero siempre prometiendo que pronto se incorporaria con toda la fuerza.
Ayer, a las siete de la tarde me manda un mensaje mi amigo Guri y me avisa que Roberto había muerto.
Con el muere el estilo de militancia activa que no renuncia al pensamiento. Hoy ese tipo de intelectual de la política no abunda, es tiempo de intelectuales orgánicos, al servicio cerebral del político de turno. Es que Roberto fue claramente un intelectual sin ataduras partidarias o dogmas, lo prueban sus libros, algunos con exhaustivas investigaciones, minuciosas en describir por ejemplo como funcionaba la represión y la inteligencia del golpe. Tambien tuvo gran protagonismo en los Juicios de Lesa Humanidad.
Es dificil saber quién fue Roberto Velez, al fin al cabo, nos llegan fragmentos borrosos de los otros,  de algo cambiante y mutando. No se bien quién fue Roberto, algo si es claro, era una persona muy compleja como lo son los personajes de Shakespeare, como lo es el Citizen Kane de Orson Welles. Roberto era tan indecifrable y campeon de causas perdidas como el Quijote y la ínsula Barataria.

Náufrago de Facebook

Hoy, lunes 19 de febrero declaro mi alejamiento de Facebook. He pedido eliminar mi cuenta.

lunes, enero 08, 2018

De cómo hacer una torta y un libro

Algunos lectores me preguntan si pueden hacer la torta de cumpleaños de su hijito que ya ha cumplido siete años y escribir un libro.
En la cocina mientras bato la clara del huevo o derrito el chocolate o abro la lata de duraznos y a la vez tengo la televisión prendida y a la vez cambio los pañales de mi hijita de once meses y a la vez pospongo mi idea suicida.
Todo se puede hacer a la vez, si todo lo hacemos con intensidad mientras escuchamos la LV 10 y sus consejos a la ama de casa.
Vamos al libro, cúal es el ingrediente básico que en un libro no puede faltar: imaginación, angustia, spleen y todo eso se puede sentir para batir y lograr el clara de nieve.
Allí estas, con un libro en ciernes, sos una ama de casa, tu marido esta vendiendo algo y vendrá a las 13 con tus hijos que recogera de la escuela y qué espacio te queda para escribir un libro, ponerte del otro lado de esa biblioteca verde que tenes de novelas clásicas.
Pero podés, claro que podés, allí estás sentada en la penumbra de tu cocina, todo yace en silencio, hay unos segundos para ser vos misma, desciende como  en un bosque el siervo de la angustia, el hada de la desazón, del desasosiego. Estás allí con tu cuaderno de receta, acabas de escribir la última receta de Petrona C. de Gandulfo, de cómo hacer una torta de chocolate, la misma que estás haciendo. Y podes en el cuaderno empezar tu novela, escribir de los demonios del bosque que te visitan todas las noches, después que él se duerme y te deja tan caliente en un tiempo que no era legal ir al baño y masturbarte y masturbarte hasta que llegaba el placer.
Pero no nos desviemos, estamos hablando de la posibilidad de que empieces a escribir una novela, es una mujer que camina en la madrugada por un bosque hasta que encuentra una casa, entra en ella.
En la cocina hay una hornalla prendida, todo está como si hiciera dos minutos que se han ido, pero no hay nadie, y en un plato esta ya lista la crema para la torta. Es una torta de chocolate y tratas de terminarla. Podrías quedarte a vivir en ese mundo que estas imaginando y donde la angustia está cediendo.

Llega la noche y nadie llega, la torta no tiene a quien darle su ternura. No tienes apetito y con el estómago vacío te vas a dormir en esa casa vacía en el silencio de un bosque donde ya nadie sale. Cierras los ojos.

martes, octubre 10, 2017

Los explosivos nimios

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La palabra nimio, en latín nimĭus, significaba excesivo, abundante. Un día la palabra nimio llega al escritorio de un académico de la RAE y lee, por su presbiscia, minius, y grita: ¡Claro, coño, mínimo, pequeño, insignificante.
Pero lo nimio da lugar, como un fósforo encendido en una casa impregnada de gas, a lo excesivo, lo abundante, el fuego. Es la idea del acto fallido, de aquello que tenemos reprimido, durmiendo en nuestros cuarteles de invierno y que aguardan lo nimio para estallar.

jueves, octubre 05, 2017

Dos argentinos prenominados para el Nobel de literatura

Uno es muy conocido, Cesar Aira, el autor de Ema la cautiva,El mármol,Cómo me hice monja y unos treinta siempre desopilantes titulos donde el humor acecha como tragedia griega entre los personajes. El otro prenominados es Raul Silanes,un autor de culto que es poeta, novelista, periodista (1958). Ha sido traducido al francés, inglés, ruso, catalán, portugués e italiano, entre otros. En 2002 fue nominado para Premio Príncipe de Asturias. Para Béatrice Chenot (Universidad de Montaigne, Bordeaux, Francia), "Silanes encuadra el dolor de un pueblo prisionero de su ambigüedad, en un desierto metafórico cuya característica de celda infinita, ni siquiera permite ver las rejas".

sábado, junio 17, 2017

Dodó


Primero se llevaron a los dodó pero como yo no parezco un dodó, safé.
Después se extinguieron los mamuts pero como yo ni de lejos me les parezco, nunca me pararon.
Después se comieron a los neandertaleses pero como no huelo a neandertal no me cocinaron.
Después exterminaron a los pueblos amazónicos y a los de Tierrra del Fuego, pero de nuevo yo no tengo nada que ver con ellos y no me molestaron.
Ahora los marcianos vienen por la especie humana. Ya están los hangares repletos y cada media hora un plato volador los carga y se los llevan no se sabe adonde. Y ahora, en la fila en el hangar anotan mi nombre y amablemente me piden que los acompañe. Es tarde. Desde una pequeña ventanita la tierra se aleja hasta ser un punto azul. Los tripulantes nos miramos, perplejos.

lunes, junio 05, 2017

Matar a un niño, cuento de Stig Dagerman

MATAR A UN NIÑO

(cuento)

Stig Dagerman (Suecia, 1923-1954)

Es un día suave y el sol está oblicuo sobre la llanura. Pronto sonarán las campanas, porque es domingo. Entre dos campos de centeno, dos jóvenes han hallado una senda por la que nunca fueron antes, y en los tres pueblos de la planicie resplandecen los vidrios de las ventanas. Algunos hombres se afeitan frente a los espejos en las mesas de las cocinas, las mujeres cortan pan para el café, canturreando, y los niños están sentados en el suelo, abrochándose la blusa. Es la mañana feliz de un día desgraciado, porque este día, en el tercer pueblo, un hombre feliz matará a un niño. Todavía el niño está sentado en el suelo y abrocha su camisa, y el hombre que se afeita dice que hoy darán un paseo en bote por el riachuelo, y la mujer canturrea y coloca el pan, recién cortado, en un plato azul. Ninguna sombra atraviesa la cocina y, sin embargo, el hombre que matará al niño está al lado del surtidor rojo de gasolina, en el primer pueblo. Es un hombre feliz que mira por el visor de una máquina de fotos y ve un pequeño coche azul y, a su lado, a una muchacha que ríe. Mientras la muchacha ríe y el hombre toma la hermosa fotografía, el vendedor de gasolina ajusta la tapa del depósito y les asegura que tendrán un bonito día. La muchacha se sienta en el coche y el hombre que matará al niño saca su billetera del bolsillo y comenta que viajarán hasta el mar, y en el mar pedirán prestado un bote y remarán lejos, muy lejos. A través de los vidrios bajados, la muchacha, en el asiento delantero, oye lo que él dice; cierra los ojos, ve el mar y al hombre junto a sí en el bote. No es ningún hombre malo, es alegre y feliz, y antes de entrar en el automóvil se detiene un instante frente al radiador que centellea al sol, y goza del brillo y del olor a gasolina y a ciruelo silvestre. No cae ninguna sombra sobre el coche y el refulgente parachoques no tiene ninguna abolladura y no está rojo de sangre.
Pero, al mismo tiempo que en el primer pueblo el hombre cierra la puerta izquierda del coche y tira del botón de arranque, en el tercer pueblo la mujer abre su alacena, en la cocina, y no encuentra el azúcar. El niño, que se ha abrochado la camisa y que se ha atado los cordones de los zapatos, está de rodillas en el sofá y contempla el riachuelo que serpentea entre los alisos, y el negro bote que está medio varado sobre la hierba. El hombre que perderá a su hijo está recién afeitado y, en ese momento, pliega el soporte del espejo. En la mesa, las tazas de café, el pan, la leche y las moscas. Sólo falta el azúcar, y la madre ordena a su hijo que corra a casa de los Larsson y pida prestados algunos terrones. Y mientras el niño abre la puerta, el padre le grita que se dé prisa, porque el bote espera en la ribera. Remarán hasta tan lejos como nunca antes remaron. Cuando el niño corre a través del jardín, en todo momento piensa en el riachuelo y en los peces que saltan, y nadie le susurra que sólo le quedan ocho minutos de vida y que el bote permanecerá allí en donde está, todo el día y muchos otros días. No está lejos la casa de los Larsson: únicamente cruzar el camino, y mientras el niño corre atravesándolo, el pequeño coche azul entra en el otro pueblo. Es un pueblo pequeño con pequeñas casas rojas, con gente que acaba de despertar, que está en la cocina con las tazas de café levantadas y observan al coche venir por el otro lado del seto con grandes nubes de polvo detrás de sí. Va muy rápido, y el hombre ve cómo los álamos y los postes de telégrafo, recién alquitranados, pasan como sombras grises. Sopla el verano por la ventanilla. Salen velozmente del pueblo. El coche se mantiene seguro en medio del camino. Están solos todavía. Es placentero viajar completamente solos por un liso y ancho camino, y a campo abierto es mucho mejor aún. El hombre es feliz y fuerte, y en el codo derecho siente el cuerpo de su futura mujer. No es ningún hombre malo. Tiene prisa por alcanzar el mar. No sería capaz de matar a una mosca, pero sin embargo, pronto matará a un niño. Mientras avanzan hacía el tercer pueblo, cierra la muchacha otra vez los ojos y juega que no los abrirá hasta que puedan ver el mar, y al compás de los suaves botes del coche, sueña en lo terso que estará.
¿Por qué la vida está construida con tanta crueldad, que un minuto antes de que un hombre feliz mate a un niño, todavía es feliz y un minuto antes de que una mujer grite de horror, puede cerrar los ojos y soñar con el ancho mar, y durante el último minuto de la vida de un niño pueden sus padres estar sentados en una cocina y esperar el azúcar y hablar sobre los dientes blancos de su hijo y sobre un paseo en bote, y el niño mismo puede cerrar una verja y empezar a atravesar un camino con algunos terrones en la mano derecha envueltos en papel blanco; y durante este último minuto no ver otra cosa que un largo y brillante riachuelo con grandes peces y un ancho bote con callados remos?
Después, todo es demasiado tarde. Después, hay un coche azul cruzado en el camino, y una mujer que grita, retira la mano de la boca y la mano sangra. Después, un hombre abre la puerta de un coche y trata de mantenerse en pie, aunque tiene un abismo de terror dentro de sí. Después hay algunos terrones de azúcar blanca desparramados absurdamente entre la sangre y la arenilla, y un niño yace inmóvil boca abajo, con la cara duramente apretada contra el camino. Después, llegan dos lívidas personas que todavía no han podido beberse el café, que salen corriendo desde la verja y ven en el camino un espectáculo que jamás olvidarán.
Porque no es verdad que el tiempo cure todas las heridas. El tiempo no cura la herida de un niño muerto y cura muy mal el dolor de una madre que olvidó comprar azúcar y mandó a su hijo a través del camino para pedirla prestada; e, igualmente, cura muy mal la congoja del hombre feliz, que lo mató..
Porque el que ha matado a un niño, no va al mar. El que ha matado a un niño vuelve lentamente a casa en medio del silencio, y junto a sí lleva una mujer muda con la mano vendada; y en todos los pueblos por los que pasan ven que no hay ni una sola persona alegre. Todas las sombras son más oscuras, y cuando se separan todavía es en silencio; y el hombre que ha matado a un niño sabe que este silencio es su enemigo, y que va a necesitar años de su vida para vencerlo, gritando que no fue culpa suya. Pero sabe que esto es mentira, y en los sueños de muchas noches deseará en cambio tener un solo minuto de su vida pasada para “hacer este solo minuto diferente”.
Pero tan cruel es la vida para el que ha matado a un niño, que después todo es demasiado tarde.

“Att döda ett barn” (1948)
(Versión revisada)
[Dagerman escribió este extraordinario cuento a petición de la Asociación Nacional de Seguridad Vial de Suecia, con la finalidad de disminuir la velocidad del tráfico y evitar los accidentes. 
Su biografía: https://www.pagina12.com.ar/41907-el-verdugo-y-el-hacha 

lunes, octubre 17, 2016

El ocaso de Bob Dylan



El Ciudadano Ilustre de Salas, Daniel  Mantovani que ganó hace unos años el premio Nobel de literatura declaró esto al suplemento Babelia del diario El País del galardón otorgado a Bob Dylan:

"Bob Dylan tiene un agente que se encargará de contestarles a los reyes suecos. No le da bola y sigue con su gira. Ahora va a cantar a Las Vegas el que ha  "creado nuevas expresiones poéticas en la gran tradición de la canción americana". Esto no lo afirma Grammy, ni la academia de los Oscar, lo dice un vocero de los tipos que todos los años se juntan en algun fiordo para postular al mejor escritor del Universo. Bob Dylan está entrampado, sabe que como Obama o el presidente de Colombia no se merece el Nobel, por lo menos el de literatura y entonces ese falso reconocimiento hace daño a su trayectoria, en la que sí es el más grande".

martes, junio 28, 2016

Sospecho de Vaclav Havel


Vaclav Havel poco antes de asumir de Presidente de la desaparecida Checoslovaquia confesó que sospechaba de sí.
Vaclav  fue  escritor y accidentalmente presidente. Durante la Primavera de Praga con un megáfon andaba retando a los tanques rusos.
Aquí el texto:

Sospecho de mi

de Vaclav Havel



(...) Soy uno de los que considera que el ocupar un cargo político es
una expresión de responsabilidad hacia el conjunto social, y hasta
como una especie de sacrificio. Pero según voy observando a otros
políticos, de los que sé cosas y afirman lo mismo que yo, me siento
obligado una y otra vez a analizarme y a preguntarme si quizá ya
empiezo a engañarme y si se trata, a lo mejor en mi caso también, de
una inspiración no confesada de cerciorarme de que significo algo y,
por ende, de que existo, más que de un auténtico servicio a la causa.
Resumiendo: empiezo a sospechar de mi de manera permanente.

   (...) Resulta muy interesante observar lo diabólica que puede ser la
tentación del poder. Se puede apreciar mucho mejor en aquellas
personas que nunca tuvimos ningún poder y que siempre criticamos con
audacia a los poderosos por disfrutar de tal o cual ventaja que
ahondaba la distancia entre ellos y el pueblo. Cuando de repente nos
vemos en el poder, instintivamente empezamos a parecernos a nuestros
despreciables antepasados. Nos molesta, nos irrita, pero verificamos
que no somos capaces de resistirnos.
Puedo resumir: recibo un trato privilegiado cuando voy al médico; no
debo de conducir mi coche y mi chofer nunca está de mal humor por
circular a paso de tortuga en Praga; no necesito cocinar ni buscar
alimentos, ni siquiera necesito marcar los números de teléfono cuando
quiero hablar con alguien.

   (...) Pero lo peor es que todo responde a una lógica indudable. Haría
el ridículo y sería despreciable si llegase tarde a las negociaciones
que responden al interés de mi país por perder mi tiempo de presidente
en las antesalas del dentista, en las colas para comprar carne,
luchando con la oxidada red telefónica praguense y tratando
desesperadamente de conseguir en Praga un taxi, sin parecer un turista
occidental con dólares en el bolsillo.
Pero dónde termina la lógica y la necesidad objetiva y dónde empiezan
los pretextos?
Es que acaso conocemos y sabemos discernir el instante en que ya no se
trata del interés del país, al que nos sacrificamos tolerando nuestras
ventajas, y se trata ya de nuestras ventajas, las que disculpamos
hablando del interés del país?

   (...) Confieso que se necesita tener un nivel elevado de reflexión y
autocrítica para ser capaz de identificar ese instante, por muy buenas
que hayan sido anteriormente las disposiciones. Yo mismo, que lucho
constantemente, y con escaso éxito, contra las ventajas de que gozo,
no me atrevería a afirmar que soy capaz de discernir siempre y con
seguridad ese momento. El ser humano se acostumbra, se desacostumbra,
y a la postre -sin darse ni siquiera cuenta- puede perder su sentido
crítico.

   (...) Repito otra vez: estando en el poder, sospecho siempre de mí
mismo. Hay algo pérfido, de doble sentido. En las tentaciones del
poder. Por una parte el poder político ofrece la estupenda posibilidad
de convencernos durante todo el día de que existimos y de que poseemos
una identidad irrefutable, que se plasma en cada una de las palabras y
en cada uno de los gestos.
No obstante ese mismo poder político, y en todo lo que lógicamente lo
acompaña, está escondido un terrible peligro: de forma imperceptible,
pero irresistible, nos priva de nuestra existencia y de nuestra
identidad, simulando que las confirma.

   (...) La persona que se olvidó cómo se conduce un coche, cómo se
hacen las compras o cómo se prepara café, o cómo se llama por
teléfono.... No es la misma persona que lo ha sabido hacer durante toda
su vida. Tampoco lo es cuando se ve por la televisión y se comprueba
que todos sus movimientos están condicionados.
Se convierte en un preso de su cargo, de sus ventajas, de su posición.
Lo que a primera vista confirma su identidad y, por ende, su
existencia, en realidad le priva imperceptiblemente de su identidad y
de su existencia. Ya no se autodomina, por que está dominado por algo
distinto: por su cargo, sus exigencias, sus consecuencias y sus
ventajas.

   (...) De todo esto se deduce que la política es un sector de
actividades humanas que plantea mayores exigencias al sentimiento
moral, a la capacidad de autorreflexión crítica, a la verdadera
responsabilidad, al buen gusto y al tacto, a la capacidad de entender
el alma de otros, al sentido de la medida y de la humildad. Es una
dedicación para personas que no se dejan engañar.

   (...) Todos los que afirman que la política es un asunto sucio,
mienten. La política es sencillamente un trabajo que requiere de
personas puras, por que resulta muy fácil caer en la trampa. Una mente
poco perspicaz ni siquiera se dará cuenta. Por lo tanto, tienen que
ser personas especialmente vigilantes las que se dediquen a la
política, personas sensibles al doble sentido de la autoconfirmación
existencial que de ella se desprende.

Ignoro totalmente si pertenezco al grupo de personas vigilantes. Solo
sé que debería pertenecer a ese grupo, ya que acepté mi cargo....


Aquí mas Vaclav http://prodavinci.com/blogs/los-intelectuales-y-la-politica-por-vaclav-havel/

viernes, junio 17, 2016

El Quijote autor de Pierre Menard

Las Meninas 01.jpg


Cuando Pierre Menard, autor de Borges, se toma el trabajo de reescribir el Quijote nunca pensó que estaba jugando con fuego, que aquello, El Quijote, no era una materia inerte sino un espejo donde había una simetría especular, de igual a igual, como en el cuadro Las meninas donde   se pierden las fronteras de lo real y lo representado. Todo es real, una realidad especular, o mejor dicho múltiple, como un espejo roto.
Los libros para tener vida no necesitan ya un lector, un yo que les insufle vida del mismo modo que una tormenta no está esperando un observador para arrojar su rayo.
Los libros permanecerán junto a los átomos y el fuego,  millones de años después que el hombre se haya extinguido.
Pierre Menard ya está terminando su agobiante y aburrido destino, es la última página de la segunda parte de El Quijote:

Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir;
solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale....


Sabe que habrá un final de su tarea y después podrá caminar libre por el mundo real pero al mirar por un espejo de la habitación donde esta escribiendo cree haber visto una figura espectral, un caballero esquelético, con la barba crecida y se acerca al espejo para encontrar un hombre de espalda gastada que escribe y escribe:
La obra visible que ha dejado este novelista es de fácil y breve enumeración....