viernes, agosto 29, 2008

verdades que duelen

“El autoengaño es el proceso de negarse a racionalizar importantes, relevantes y significantes evidencias y argumentos lógicos que son opuestos a los propios.”

Wikipedia

 

Un tópico o un instinto de supervivencia nos dice que no debemos criticar a nuestra tierra,  esto incluiría a la familia, los amigos, los profesionales, los políticos, los que han pasado cerca de uno durante muchos años, en fin ese conjunto difuso que se llama patria. Este mandato permite que los habitantes de un país se autoengañen sin que nadie los despierte, como en la cueva  de Platón.

Pero solo cuando uno ha estado un tiempo suficiente fuera de su patria, es cuando descubre las  estupideces que son atributos de su tierra, pero la incapacidad que la gente tiene para reconocer sus errores,  hace  que mejor nos quedemos callados; hay una tercera opción que es la de expresar las crudas estupideces de  mis compatriotas con un  relato o una novela y mientras la gente se entretiene, ríe o llora del personaje chanta,  y marca la hoja hasta donde llegó, y así uno, poco a poco, va inoculando esas verdades que duelen más que las inyecciones de aceite de calcio.

miércoles, agosto 27, 2008

Peter Pan

En un principio no había algo, todo permanecía sin permanecer, aunque no había todo

en aquellos instantes, donde no existía el tiempo y tampoco los instantes, los momentos, los ratos,

en aquellos momentos, nadie quería huír a la tierra del nunca jamás,

a la tierra de Peter Pan,

de donde nunca deberíamos haber salido y correr por un campo de vidrios rotos,

En ese principio, que no era principio, porque justamente no existía el tiempo y por lo tanto en aquel estado, aunque tampoco es un estado, uno está afuera de ese reino, y cuando se anhela, sin perder tiempo volver a ese reino, pero justamente no hay volver, porque ese reino no está en ningún lugar, o no sabemos si existe,

pero la gente anhela levar anclas y navegar hacia aquello, que brilla, a lo lejos,

aunque es de noche

martes, agosto 26, 2008

Tutankamon

Hay algo que contar. Inasible, no tanto, si no, tiraríamos la toalla. Es un relato, eterno, estaba antes y seguirá; apenas, en sueños, uno lo ve pasar, como un caballo, que te produce arañas en el estómago; son caballos salvajes, que juro haberlos visto en sueños. Por todo ello, uno es arqueólogo de los sueños de la gente, anda entre las ruinas, escarbando aquí y allá, con su lupa y la escobilla, para ver que aparece; puede pasar tu vida y no encontrar nada, Tutankamon hay una sola, yo me conformaría con las ruinas del barrio en la calle Saavedra, de los leones del puente, hay que apurarse, sobre las ruinas cae una ceniza que pronto cubrirán todo, incluso a uno mismo, para que otros arqueólogos nos desentierren, nos pasen la escobilla y nos encierren en las vitrinas de algún museo.

emociones de bolsillo

Envidia=codicia +impotencia

Indignación=moralina+envidia

lunes, agosto 25, 2008

la nueva división virtual internacional del trabajo

Gente del primer mundo: trabajos cómodos, creativos, aire acondicionado, bien considerados, sindicalizados.

Gente del otro mundo: trabajos reiterativos, agobiantes, a pleno sol, nunca ver la luz, horarios interminables, baja estima, cero creatividad, grado cero de sindicalización.

La nueva lucha

El 21 de agosto estuve en Madrid a  las 7 de la mañana cabalgando en un Metro:  todos los pasajeros  eran inmigrantes, digamos un 90%, es decir son los que hacen los trabajos  poco creativos, reiterativos, aburridos, cansinos, agobiantes: cargas y descargas, construcción a pleno sol, guardias, grandes superficies.

 

La falacia de que el trabajo es un bien escaso, es  la mentira  de los que pretenden hacerle creer  a la gente “¿Qué suerte, tengo trabajo?”, en fin un retorno imaginario, del ejercito de desempleados de Marx.

 

Los trabajos debieran ser pagados por el grado de insatisfacción que producen, por su carácter corrosivo de lo humano, por su capacidad de generar tedio y también sufrimiento. Por estas razones es que los españoles han abandonado los invernaderos a 50 grados, la restauración, la limpieza de lo que se ponga por delante, nó por que los sueldos sean bajos, que no lo son, sino por ese grado de hastío, de repulsión que generan.