jueves, junio 29, 2006

Camina plácido y sereno

El camino se encurva a tu paso y los objetos a vuelo rasante pasan por tus costados, pero uno camina plácido y sereno. La gente, cada uno con su nombre y apellido, con su frágil vida, caminan plácidos y serenos y algunos se te enfrentan en ese desafío a ver quien saluda primero, van 30 metros, 20, más cerca, una mirada no directa, digamos casi en el área lateral del humor vitreo, la persona plácida y serena pasa, hay un acercamiento, atracción orbital, fricción y el ruido doppler mientras se alejan los dos objetos sin saludarse; pero como uno va alerta, perceptivo, con ganas de separar el yo del ello(it), entonces aquel objeto plácido y sereno no ha dejado ninguna herida, solo una hendidura en el chapón lateral, una raya o una marca de su pintura.

lunes, junio 19, 2006

Paraiso a la vuelta de la esquina

Cuando tenía 19 años, el paraíso brillaba por todos lados, cuando aún era más pequeño, el paraíso brillaba en un pequeño coche relleno con masilla y ruedas con suspensión que lanzábamos en los escalones de la plaza San José.

lunes, junio 05, 2006

informacion asimetrica

Movimiento economico que va del que sabe menos al que sabe mas. La velocidad del flujo es directamente proporcional a la diferencia de informacion entre la victima y el victimario.

economia

Convertir en escaso lo infinito.

domingo, mayo 21, 2006

Casas flotantes

En realidad eran casas aéreas, sostenidas por globos inflados de helio. Fue un modo de sortear todas las restricciones que las autoridades ponían a construir viviendas en la playa.
Las casas eran construidas una a una y luego elevadas a unos 80 metros de la tierra, al borde de la playa. Con un simpático Zeppelin que tenía el logo de la promotora y su eslogan: la mejor vista de la playa, los clientes eran llevados a visitar las casas flotantes. La primer semana, a fuerza de promociones por la televisión y visitas de la gente de Guinness, se vendieron las seis que estaban montadas y hubo una lista de espera de mas de cuarenta interesados.
Pero ocurrió una desgracia, un niño de cuatro años se cayó de una de las casas y el alcalde clausuró el proyecto. El ayuntamiento obligó al constructor a poner redes en torno a las casas y afianzar su estructura a cables de acero, dado que una fuerte ventisca desplazó las casas más de quinientos metros de la costa.
Las casas fueron reinauguradas pero ya nadie se interesó y entonces se pusieron muñecos en las casas con movimientos y que sonreían y saludaban a la gente que los miraba con largavistas.
La gente empezó a visitar la zona de las casas flotantes solo por curiosidad, se organizaban visitas en pequeños zeppelines y la promotora vio el negocio del turismo. Pronto la gente dejó de visitar las casas flotantes y estas siguieron permaneciendo, cada vez mas viejas y arruinadas.

Yo suelo caminar por la playa y me gusta acostarme boca arriba enfrente de una de esas casas, puedo ver sus nervaduras, cómo cruje, e incluso se ve el bidé desde abajo y como las casas están sobre el mar, los constructores pensaron que todo caería sobre el mar. En las noches de luna, las casas, parecen King Kones encadenados, son como bestias que en cualquier momento tomaran vida arrancaran las cadenas, y se arrojaran sobre las calles como dinosaurios enfurecidos.

sábado, mayo 20, 2006

Cuevas del Almanzora

En Las Cunas, una pedanía de Cuevas del Almanzora, nació mi madre, cuando la fiebre de la plata, iba decayendo. Ella, de nombre Concepción, fue hija del Frasquito y de Manuela, siendo muy pequeña, fue llevada a un pueblo llamado Alvear en el Oeste de Argentina.
Pasaron muchos años y uno de sus hijos, ya viejo, medio cansado, con dos hijos y con la excusa del corralito, volvió a Cuevas, donde lo esperaba el Bartolico y la familia de allá.
Allí, casi sin jurárselo, en un pueblo fatigado por los godos, los visigodos, los fenicios, los judíos, los romanos, los árabes, los castellanos, los rojos, los nacionales y finalmente los andaluces, se prometió retomar la estirpe.
De todos los pueblos que fastidiaron su cerrado valle, Cuevas conservó alguna parte y cuando lo encañonaron, dijo ser del que le estaba apuntando.

jueves, mayo 18, 2006

torre de marfil

Sueño con una torre, no se si de marfil, puede que sea un faro como el que acunó a Holderlin sus años de locura, o el hospicio que dio de comer al que escribía muy en pequeño.
Están las torres del anonimato, perderse en una anónima ciudad, como hizo el hombre del cuento de Melville; hay creo que muchas formas de huir de los hijoputas; pero puede que te encuentres en el hospicio un enfermero hijoputa, o en el faro un funcionario que no te quiere dejar usar la torre donde está el faro por razones, supuestamente, de seguridad.
Hijoputas hay en todos lados, pero puede que haya lugares donde su indice de saturación sea menor.